Para incinerar los cuerpos completos de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, en Guerrero, hubiera sido necesario usar entre 20 mil y 40 mil kilogramos de madera, revela un experimento en Australia que puso a prueba esta teoría.
José Torero, investigador de la Escuela de Ingeniería Civil de la Universidad de Queensland y especialista en incendios, probó que los cuerpos de los estudiantes no podrían haber ardido en el basurero, se revela en un artículo publicado en la revista Science.
A petición del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), el investigador peruano utilizó cadáveres de cerdos –en sustitución de los humanos– de aproximadamente 70 kilos de peso para incinerarlos de forma similar a la descrita por los miembros del cartel en documentos oficiales.
Con una docena de estudiantes, Torero simuló las supuestas piras de Cocula en un terreno del campus de Gatton, en Australia, usando madera seca y sin emplear neumáticos que, de acuerdo con el especialista, reducen la eficiencia del fuego.
Aunque los reportes oficiales indican que no se encontró materia orgánica para identificar los cuerpos de los estudiantes, Torero utilizó 630 kilos de madera en un solo cerdo de 70 kg, y pese a ello aún rescató 10 por ciento de la carne del animal después de que el fuego se consumiera.
Posteriormente, Torero quemó hasta cuatro cuerpos de cerdos al mismo tiempo para indagar si la grasa corporal ayudaría como un combustible extra. Sin embargo, cada vez que añadían un un cuerpo, la intensidad del fuego disminuía.
Por lo tanto, para incinerar 43 cuerpos de un tamaño similar se hubieran necesitado más de 27 mil kg de madera, y aún en tal caso, tras el incendio habría subsistido cierta materia orgánica, se lee en el artículo.
De hecho, si se hubiera tenido acceso a esa cantidad de madera, las llamas deberían dejar marcas en el tronco de árboles cercanos, pero el científico visitó el basurero de Cocula en julio de 2015, sin encontrar evidencias de un incendio masivo.
La conclusión del científico, que ha revisado incendios de alto perfil, incluidos aquellos que provocaron el derrumbe de las Torres Gemelas, es que no existen posibilidades de que los estudiantes hubieran sido incinerados allí, indica la revista Science.
Francisco Cox Vidal, abogado y miembro del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), designado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Washington DC para examinar la desaparición y analizar la investigación oficial, los experimentos de Torero son un elemento más para confirmar que la llamada «verdad histórica» es imposible.
