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DESAZOLVE #NEUMONIAyTERROR

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Por: Salvador Cosío Gaona

Parece pues que al Presidente Peña Nieto no le resulta positivo o exitoso el ejercicio gubernamental y de nada sirvió el haber cesado a Luis Videgaray de la titularidad de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y haber colocado en su lugar a José Antonio Meade Kuribreña, quien tras haber sido SubSecretario de Hacienda, Secretario de Energía y también titular de la SHCP en el nefasto gobierno anterior a cargo del panista Felipe Calderón Hinojosa, Peña lo ha utilizado como ‘mil usos’ pues ya lo tuvo como Secretario de Relaciones Exteriores, Secretario de Desarrollo Social y ahora lo regresa a manejar la política económica, financiera, presupuestal y tributaria.

Y sea por el motivo ocasionado localmente o desde el extranjero, el caso es que la economía de México sigue en el tobogán y nuestra escuálida moneda, el peso mexicano, ha caído a su nivel más bajo de valor en la historia, pues ya el dólar la moneda de Los Estados Unidos de América se ha vendido por primera vez en más de 20 pesos por cada unidad y aunque sólo llegó a 20.09 pesos por dólar, se cruzó una barrera psicológica que marca una nueva era de incesante depreciación de nuestra moneda, reflejando un caos económico, que además de los desaciertos gubernamentales en el diseño y operación de las políticas públicas en materia económica, financiera, presupuestal y tributaria, ha sido también acelerada por el avance indeseado del candidato del Partido Republicano Donald Trump y la caída de los precios del petróleo, llevando a México a una turbulencia mayor sin que aun se haya tocado fondo.

Y es que en lo que va del presente año, el peso mexicano se ha depreciado más de 20% frente al dólar norteamericano y otras divisas como El Euro y La Libra Esterlina.

El huracán ya ha destrozado la previsión gubernamentales de llegar a 2017 con un tipo de cambio situado en 18.2 pesos frente al dólar, dejando sentir ahora más claramente el error del gobierno federal por haber permanecido inerme ante la caída global de las economías dependientes del petróleo y no haber previsto otras opciones, habiéndose quedado en tasas de crecimiento económico por debajo de lo requerido y que así fue ofertado, sin poder lograr más del 2% anual no obstante que se presumía el país crecería desde 2013 a un índice minimo de 3.5% con un incremento anual de al menos 1%, y al no lograrlo, México queda por debajo de su requerimiento acorde a su crecimiento poblacional y el aumento de pobreza, no sirviendo de nada que se haya mantenido la inflación por debajo del 3% ni que las remesas procedentes de sus emigrantes en el vecino país del norte hayan crecido al 7.5% y superen los 17 mil millones de dólares tan solo de enero a septiembre.

La desconfianza está incentivándose y el peso la sufre. La posibilidad de que La Reserva Federal aumente sus tipos de interés en los próximos días amenaza con disparar la volatilidad financiera y prohijar el éxodo masivo hacia otras naciones de capital mexicano y del de muchos extranjeros con inversiones en México.

La decadencia en la inversión privada causa disminución en la creación de empleo y disminuye el índice de competitividad incrementando pobreza, además que siendo una economía muy endeble y casi totalmente dependiente del petróleo, que sigue con sus precios a la baja, está reduciendo drásticamente los ingresos del Gobierno, obligándolo a incrementar los recortes presupuestales y al reducir flujo de recursos financieros federales a programas y proyectos para el desarrollo en vez de recortar gasto administrativo y sobre todo el dedicado a asuntos superfluos, provoca drástica disminución del insumo financiero presupuestal a las administraciones locales, generando atonía económica al dejarse de pagar a proveedores de bienes y servicios y estos a su vez, dejan de cubrir su gasto básico, creando un caos microeconómico además de mayor pobreza, desconfianza e incremento de causales de mayor índice delincuencial y violencia.

Además se ha abusado del endeudamiento público, pues la deuda ha subido 13 puntos porcentuales desde el inicio del mandato del Presidente Enrique Peña Nieto y ya supera el 50% del Producto Interno Bruto (PIB), cifra que para un país con cerca del 50% de su población inmersa en pobreza y de ella más de la mitad en extrema pobreza, es un monto de deuda sumamente excesivo por el alto costo del servicio para sostenerla sin caer en incumplimiento.

A pesar de tener un número importante de miles de millones de dólares en reservas, se paga bastante por ellas dado que muchos créditos internacionales se han adquirido para ello, pero el dejar de pagar deuda interna está enfermando económicamente al País.

Ya algunas calificadoras internacionales de crédito han advertido de la posibilidad de degradar su nota de calificación crediticia para México y de llegar a ocurrir, sería muy peligroso ya que lo lógico es que a más baja calificación crediticia, hay menor nivel de confianza y por ende menos inversión privada local y foránea, menos fuentes de empleo, menos ingresos y ello procrea una enorme tempestad que puede devenir en violencia interna.

En Washington todas las miradas están puestas en un eventual e inminente incremento de los tipos de interés que, al ocurrir, disparará la cotización del dólar frente al peso mexicano y aumentará la volatilidad financiera en el país.

Y siendo la elección en el vecino país del norte un asunto que incide ahora con gran fuerza en los vaivenes económicos de México, es sobretodo también un tema de gran fondo para el futuro del país y quienes lo habitamos, de ahí la preocupación por lo incierto del resultado a partir de la pérdida de la ventaja amplia que desde hace muchos meses y hasta hace unas semanas, tenía la Candidata del Partido Demócrata Hillary Rodham-Clinton, sobre su adversario del Partido Republicano el indeseable Donald Trump.

Una encuesta de la red CBS y el diario The New York Times divulgada recientemente, mostró a la Candidata del Partido Demócrata Hillary Rodham-Clinton con una apretada ventaja de apenas dos puntos sobre Trump (44 por ciento frente a un 42 por ciento). Sin embargo, cuando el mismo sondeo incluyó en el cuestionario a los otros dos candidatos minoritarios en disputa –el libertario Gary Johnson y la ambientalista Jill Stein– Clinton y Trump quedaban empatados en 42 por ciento. Este escenario, considerados los cuatro aspirantes, es el mismo que describió el miércoles un sondeo de una universidad norteamericana. El estudio también mostró una enorme división de género en la disputa electoral: Trump tiene una ventaja de dos dígitos entre los electores hombres, al tiempo que Clinton tiene una superioridad equivalente entre las mujeres.

Cuando faltan menos de ocho semanas para la elección presidencial de Estados Unidos, Donald Trump y Hillary Clinton desarrollan una intensa campaña electoral con muy poca ventaja entre ambos candidatos.

El descontento con los candidatos de los partidos principales está muy extendido. Entre quienes dicen que tienen la intención de votar a favor de Trump o Clinton, un poco más de la mitad expresan un fuerte apoyo. El resto afirma tener dudas acerca de su candidato, o votarán para frustrar al oponente. En general, solo el 43 por ciento de los votantes probables se describe como entusiasta ante la perspectiva de emitir su voto en noviembre. 51 por ciento de los partidarios de Trump dicen que están entusiasmados por la votación; 43 por ciento de los partidarios de Clinton afirman lo mismo.

Clinton fue muy criticada la semana pasada al sugerir que la mitad de los partidarios de Trump tenían puntos de vista que los convertían en personas “deplorables”, y por los intentos de su equipo de campaña para ocultar su diagnóstico de neumonía.

Pero tras la pausa provocada por el declive de salud, Rodham-Clinton parece llegar con un as bajo la manga y es que a partir del jueves suma directamente a su campaña a quien quizá es el mayor activo del partido demócrata en este momento, Michelle Obama. La primera dama de los Estados Unidos, cautivó en la Convención Demócrata celebrada en julio en Filadelfia y ahora, en la recta final de la campaña, pondrá su carisma y popularidad al servicio de la candidata presidencial del partido.

Apenas el viernes, la esposa del presidente Barack Obama hizo campaña por Clinton y su compañero de fórmula, el senador Tim Kaine, en la Universidad George Mason, en el norte de Virginia, un estado donde ganar es vital tanto para la candidata demócrata como para su rival republicano, Donald Trump y la respuesta fue inmejorable, Michelle se ganó al electorado.

El papel de la primera dama en lo que resta de la campaña será en cierto modo de “animadora» y “motivante” en actos como el de este viernes y se decantará por destacar aspectos «personales» de la ex secretaria de Estado, como el hecho de que es una mujer «tenaz». Michelle hablará «probablemente de la Hillary Clinton a la que conoce personalmente» y de algunas de sus cualidades no mencionadas a menudo en la prensa pero sí por sus amigos: «Empatía, sentido del humor y compasión». Es muy posible que también haga hincapié en los mismos temas que planteó en su discurso ante la Convención Demócrata y, en un tono «optimista», presente una Presidencia de Clinton como «la oportunidad de que Estados Unidos avance hacia una nación más inclusiva», habrá que recordar la parte medular de su discurso cuando dijo: «Me despierto cada mañana en una casa que fue construida por esclavos. Y veo a mis hijas, dos jóvenes negras, inteligentes y hermosas, jugando con sus perros en los jardines», afirmó la primera dama en un momento de ese discurso ante la convención eufórica, con la voz quebrada.

No le hizo falta decir más para enviar un mensaje optimista sobre cómo ha evolucionado y progresado el país, en claro contraste con la visión apocalíptica que normalmente ofrece Trump.

«Y gracias a Hillary Clinton, mis hijas, y todos nuestros hijos e hijas, ahora dan por sentado que una mujer puede ser presidenta de Estados Unidos», enfatizó también, antes de poner al auditorio de la convención de pie.

No hay duda de que ese discurso fue «extremadamente eficaz», otro factor que «obviamente» puede ayudar a Clinton: la alta popularidad de la primera dama, que estaba en el 64 % en agosto, seis puntos más que antes de la convención. Seguramente habrá actos en los que Michelle Obama y Clinton aparecerán juntas, y se verá también a la primera dama haciendo campaña en solitario hasta el 8 de noviembre sobre todo en los estados más reñidos como Virginia. Así pues, la mejor medicina para Hillary no es la que haya recibido de parte de los médicos que la atienden, sino la integración a su campaña de un nuevo factor que podría ser decisivo en su eventual victoria, Michelle Obama.

Así pues, una neumonía ha bastado para que las dudas sobre la capacidad de gestión de Hillary Clinton como futura presidenta de Estados Unidos hayan comenzado a surgir. Y algunas de estas alarmas han saltado en los mercados, ya que la candidata demócrata es la favorita de las bolsas estadounidenses.

Históricamente, las bolsas han registrado mayores rentabilidades cuando el presidente ha sido demócrata por lo que las dudas por el posible advenimiento de una ‘era Trump’ podría tensar los mercados, que hasta ahora daban por hecho la llegada de la primera mujer a la Casa Blanca. No obstante, la enfermedad de Clinton no ha sido suficiente para que las bolsas ‘enfermen’. A pesar de que el margen entre ambos candidatos se haya estrechado en las últimas semanas, «la neumonía de Hillary no es una amenaza», siempre y cuando no evolucione a algo peor. Con las encuestas tan ajustadas entre ambos candidatos, la perspectiva de que gane Trump se va haciendo cada vez más plausible. Y los analistas ya están contabilizando los posibles daños de su subida al poder.

Desde el mercado de dinero, creen que el desarrollo de la economía en una posible ‘era Trump’ tendrá más relación con el ciclo económico en el que nos encontramos que con el presidencial. Asimismo, según vaya pasando el tiempo se irán diluyendo los efectos de su elección y la economía volverá a seguir su curso natural. No obstante, uno de los problemas que podría tener el vecino país del norte con Trump es la política comercial que quiere implantar el candidato, especialmente con China, con quien «probablemente se estableciesen medidas para limitar las importaciones de bienes provenientes de este país». Una medida poco recomendable ya que el país asiático es uno de los grandes depositarios de la deuda estadounidense.

Hablado de elección cerrada, vale destacar que diez son los estados norteamericanos que, por su movilidad electoral, se llaman «swing states»: Pensilvania, North Carolina, Virginia, Ohio, Wisconsin, Colorado, Nevada, Florida, Vermont y Iowa. Pero uno de ellos se transformará en el campo de batalla de los últimos dos meses de campaña: Florida.

El Sunshine State es uno de los llamados ‘swing state’ (‘estados bisagra’ en los que no siempre el electorado se inclina por el mismo partido en cada elección) y Florida entrega más votos electorales al candidato que lo gane. No hay que olvidar que en los Estados Unidos la elección no es directa, sino que se hace a través del Colegio Electoral y cada Estado, de acuerdo a su población, otorga un número preestablecido de electores. California entrega 55 y vota demócrata, Texas entrega 38 y vota republicano, New York entrega 29 y vota demócrata. Florida también aporta 29 electores pero ha cambiado de preferencias históricamente. Los candidatos y sus principales alfiles, se van a «matar» estas últimas cuatro semanas para ganar el voto de los electores de la Florida. Otra característica del voto norteamericano es que no es obligatorio, por lo que, tanto Trump como Hillary creen que motivando a la gente para ir a votar saldrán beneficiados.

Un tema excluyente en el “Estado del Sol” es su estructura demográfica. El sur de la Florida es la parte más poblada y allí Hillary es favorita. Pero el tema crucial es por cuánta diferencia ganaría para saber cuánto debería descontarle Trump en el resto del Estado para tener alguna esperanza. Broward, Miami, Dade y Palm Beach son condados críticos para los dos partidos y pueden determinar la suerte del resultado. Allí seguramente va a ganar Clinton, pero muchos analistas coinciden en que la diferencia debería ser de entre 200,000 y 250,000 votos para superar la ventaja que el republicano le pueda sacar en el resto de los condados.

Por eso para Trump es imperativo reducir esa diferencia ya sea persuadiendo a que eventuales votantes de Clinton no vayan a votar o expandiendo su propia base de adherentes. El senador Marco Rubio, que fuera rival de Trump en las primarias y que va también por su reelección en el escaño de la Cámara Alta, dijo que «cada voto cuenta». Recordó que hace cuatro años Mitt Romney perdió el Estado por 74,309 votos y eso le significó perder la presidencia. Hoy se presume que la situación puede ser similar hacia uno u otro lado. Si Hillary Clinton no saca una buena ventaja en esos tres condados del sur, el Estado se irá «para la estrella de los reality shows». Muchos le prestan atención al resultado en Weston, un condado al norte de Miami, lleno de venezolanos exilados del chavismo (lo llaman Westonzuela) porque también corre con una estadística de votar siempre al que termina en el Salón Oval.

El Estado se llenará de visitas pesadas en estos días que siguen. Trump, casi es un local en la Florida porque vive allí parte del año en su propiedad en Palm Beach, sabe lo que vale dedicarle tiempo personal a ganarlo. El candidato vicepresidencial de Hillary, el senador por Virginia Tim Kaine, ha admitido que su presentación como compañero de fórmula de Clinton en la Florida International University en el oeste del condado de Dade (paradójicamente muy cerca de donde Trump tiene su famosa propiedad de golf, el Trump National Doral) no fue casualidad, como así también que él sea un bilingüe fluido en español.

Siendo hasta el momento conocido que en el promedio de las encuestas se otorga un 44.3% para Clinton y un 41.6% para Trump, es decir una diferencia de 2.7. En estas cuatro semanas, el tema de los votantes registrados será otra cuestión a mirar con atención. La fecha límite para registrarse es el 11 de Octubre. Los demócratas tienen una meta ambiciosa de registro de votantes, aunque la historia reciente parece desmentirlo. Desde agosto de 2014 a agosto de 2016, los registros de votantes republicanos aumentaron 6.5%, sólo superados por los que se registran como «independientes o no adheridos a ningún partido», con el 6.8 por ciento. En el mismo tiempo, el registro de votantes demócratas solo se incrementó 1.9 por ciento.

Los demócratas se ilusionan en sumar para sus filas a los seguidores del republicano Jeb Bush, ex gobernador del Estado y ex rival de Trump en las primarias, para con quien el hermano del ex presidente sólo tuvo palabras duras y que siempre se parecieron más a las de un contrincante permanente que a las de un eventual adversario interno pero con quien, en el fondo, se comparte un diseño de país común.

Para Mexico no es una buena opción el eventual triunfo del Lenguaraz neoyorquino y quizá sea tiempo de actuar sin abandonar el marco que imponen legislación electoral, convenios internacionales y las prácticas diplomáticas, pero es importante analizar las acciones que válidamente puedan efectuarse para alertar a los paisanos votantes en el vecino país del norte acerca del enorme peligro que para México, los mexicanos y el Mundo significa la eventual victoria de un palurdo patán insensible que como el neoyorquino Trump, es un mercader sicofante de la política y no tiene escrúpulos ni conciencia para hacer cualquier cosa para ganar la elección de noviembre 8 y después intentar todo lo necesario para demostrar al mundo que el gobierno que tendría a su cargo será atrabiliario, imperativo, conquistador y dominante.

@salvadorcosio1

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Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2