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JALISCO LE FALLÓ A SUS ESTUDIANTES
Por: Salvador Cosío Gaona
Tan solo en lo que va del presente mes, tres estudiantes de la Universidad de Guadalajara fallecieron en hechos violentos. Autoridades de la Máxima Casa de Estudios del Occidente del país tienen documentados dos feminicidios, 800 denuncias de incidentes violentos contra estudiantes, dos estudiantes de escuelas preparatorias desaparecidos, intentos de violación y secuestro. Y suman siete homicidios tan solo en los últimos dos años. Ese es el lamentable recuento que llevan los universitarios que reciben educación pública en nuestro estado.

Durante la pasada campaña electoral, fueron dos las principales demandas que los estudiantes me expresaron en los diferentes encuentros que tuvimos: seguridad y empleo. Dos asuntos en los que el Gobierno del Estado les falló. En el tema de seguridad, en los seis años de mandato nunca les pudo garantizar siquiera la tranquilidad de regresar a sus casas con bien, sin percances en el trayecto a la escuela y de regreso a su hogar.

En este sexenio dos estudiantes universitarias fallecieron bajo los neumáticos del transporte público, 3 estudiantes de cine fueron asesinados mientras cumplían una tarea. El lunes 8 se sumó otra estudiante muerta en un intento de asalto y el domingo 14 un  joven de la preparatoria 16 murió a manos de delincuentes también en un intento de robo. Así, centenares de asaltados, secuestrados y desaparecidos.

Es natural la indignación del sector estudiantil, de maestros, administrativos y padres de familia que en buen número se han organizado para participar en las marchas dirigidas en los últimos días a la Secretaría de Movilidad y a Palacio de Gobierno y también están justificadas sus consignas claras y letales “generación en luto, nos están matando”, “señor, señora no sea indiferente matan estudiantes en la cara de la gente”, “somos el futuro de Latinoamérica, porqué nos están matando”.

El asunto de la seguridad falló, desde, y en todas las direcciones y en todos los rubros; los tres niveles de gobierno fueron simplemente rebasados como lo han sido al menos en los últimos 18 años y su limitación e incapacidad harán que este sexenio pase a la historia como uno de los más violentos y sangrientos de que se tenga memoria.

Este tema se tiene que abordar de raíz, no es con varitas mágicas como se puede solucionar este problema, pues se requieren propuestas serias, voluntad y firmeza. Es revisando las normas que tenemos, que muchas son buenas, muchas son efectivas y pueden ser eficaces si se aplican. El sistema de justicia moderno no es malo, no ha funcionado porque ha faltado capacitación, ha faltado organización, ha faltado mucha tarea de los diversos ámbitos de gobierno para que aterrice y pueda avanzar.

La seguridad tiene que verse en tres ejes: la prevención, la procuración y la impartición de justicia, pero si alguno de los tres no funciona, entonces será en vano cualquier esfuerzo.

Ahora bien, como lo dije en campaña, las universidades también tienen que participar de manera activa para proteger a los jóvenes desde su propio ámbito, e incluso hasta podrían recibir incentivos al generar estrategias para favorecer “el auto-cuidado”, por ejemplo, incluyendo en la currícula académica materias de prevención del delito y de criminalística, así como cursos de prevención del delito y ofreciendo mayor información y capacitación a los estudiantes sobre estos tópicos. La alerta temprana educativa, mayor información, y que los estudiantes se inmiscuyan más en sus barrios para que puedan aportar desde su sociedad, desde su casa, desde su estudio al tema, serían de gran utilidad.

Asimismo, tiene que haber un trabajo de mayor concientización de la importancia de la participación en la denuncia pública, tiene que haber una mayor conciencia cívica impulsada desde la universidad para que la gente aporte elementos que tenga a su alcance.

Luego de las manifestaciones el gobernador de nuestra entidad salió a decir a los estudiantes que los escucharía, les hablaría con la verdad y cerraría filas con ellos. Ni una sola promesa concreta, ni una garantía sólida, nada que brinde confianza y tranquilidad a los jóvenes.

En su dicho, no encontramos ni una estrategia que pueda resolver de una buena vez el problema de inseguridad y que les garantice la integridad a los estudiantes jaliscienses. Solo resta cruzar los dedos para que nuestros gobernantes encuentren una vía para que al menos en estas últimas semanas que le quedan a la administración consigan un saldo blanco.

Corresponderá a la próxima administración que encabezará Enrique Alfaro Ramírez, resolver esta asignatura pendiente, pasar de las promesas y las metas no cumplidas a los hechos, a la voluntad, a la firmeza, a una visión clara de que hay que entrarle a recuperar territorios perdidos ante la delincuencia y a brindar certezas, tranquilidad y garantías a los jaliscienses.

Opinió[email protected]
@salvadorcosio1

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Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2