Sin duda las rutas comerciales de aletas de tiburón nos conducen en el mapa a una zona en concreto del globo: Hong Kong. Esta región de China que hasta el 1 de julio de 1997 fue colonia de Reino Unido, concentra más de la mitad de todas las aletas de tiburón que se importan a todo el planeta (cifras de 2012). Japón sería el siguiente en la lista.
En 2013 las cifras cambiaron un poco, pues se produjo un descenso del 35% en las importaciones de este producto a Hong Kong.
Este negocio, además, pasa por ser de lo más salvaje y despiadado pues los pescadores sacan al tiburón del mar, les cortan las aletas en vivo y lo vuelven a tirar por la borda como si fuera un saco a desechar, condenándolo no solo a una muerte segura, sino a una muerte agonizante y desalmada.
Lamentablemente este mercadeo de productos de tiburones ha llevado a que algunas poblaciones de tiburones hayan disminuido en un 99% en los últimos 50 años. La Unión Europea prohibió la práctica del aleteo sin excepciones en 2012.