Por: Carlos E. Martínez Villaseñor
Millonarios de la noche a la mañana, profesionistas e incluso sin carrera académica, miles de personas en nuestro país se han visto beneficiadas de este mundo, caracterizado por la venta y compra de facturas falsas o apócrifas. La magnitud es tan grande, que alrededor de 9 mil empresas lo realizan diariamente (en lo que han podido detectar este año), lo que representa una pérdida para el fisco de 354 mil millones de pesos, según datos del SAT.
Sin lugar a dudas, esto se ha salido de control, dada la falta de legislación en este sentido. La evasión fiscal, simulación, y tráfico de facturas, subió en estos cinco años 31 veces, según el mismo informe. Dentro de más de ocho millones de facturas que se han realizado, y han podido revisar cuidadosamente, estas operaciones inexistentes o simuladas representan 1.6 billones de pesos, así como lo vemos… es claro que la profesión de fiscalista se volvió “moda”.
Jalisco no se queda atrás y ocupa la segunda posición, con este hoy delito grave.
La lucha parece no acabar, y la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) declara la guerra a este delito multimillonario a lo largo y ancho del país. El pasado mes de octubre, el Pleno de la Cámara de Diputados, con 318 votos en favor, 121 en contra y tres abstenciones, aprobó todo el dictamen sobre la reforma a diversas leyes y códigos para combatir la defraudación fiscal, la facturación falsa y las «empresas fantasmas». Con esto, el fundamento legal sería completo para sancionarlo. Y se busca incluir la defraudación fiscal en el catálogo de delitos por delincuencia organizada; y amenaza a la seguridad nacional.
Esto es un paso enorme, pero también de cuidado. Este “huachicoleo fiscal”, ahora tiene armas y estrategia, faltaría analizar posibles efectos secundarios, sobre todo para quienes en su vida diaria consumen facturas por su mismo giro comercial o empresarial, y que alguna de ellas sea apócrifa. La simulación de direcciones empresariales falsas, número de empleados inexistentes, correos fantasmas, movimientos de dinero en cuentas bancarias o incluso, compra de bienes sin comprobación, serán fundamentos centrales en cualquier investigación fiscal y penal.
¿En dónde quedarán los autos de lujo, viajes por el mundo, casas y departamentos de primer nivel, bienes de marcas internacionales o de diseñador…? lo cierto es, que los “factureros” están en tremendo problema. Según datos de Forbes México, esto fue tan escandaloso en términos económicos, que ahora la Asociación de Bancos de México (ABM) y el Servicio de Administración Tributaria (SAT), presentan la nueva funcionalidad de las terminales, donde de manera inmediata, podrán entregar la factura al comprador en su pago. Esta medida, en un proceso en conjunto con los bancos comunes, otorgando tu RFC como datos obligatorios para cualquier tramitación de tarjetas. Esta primera fase o etapa, solo estará dirigida a establecimientos de uso común, pero se contempla crecerlo, de tal manera que sea una medida para evitar el “huachicoleo fiscal”.
Pareciera que el control del SAT, va muy enserio y los contribuyentes tendrán que tomar toda clase de contabilidad, para evitar sanciones.
Lo que no queda muy claro es, ¿dónde estará ese dinero incautado, o en qué beneficios podrá encausarse para la sociedad civil?, este golpe por supuesto tendrá que expandirse, y contar con el apoyo de unidades financieras en otros países del mundo, ya que la historia misma, nos muestra como las inversiones de mayor índole, no se quedan sólo en México. “Factureros” a danzar…
