La economía de Brasil, la mayor de América Latina, creció 0.4 por ciento en el primer trimestre del año, un dato que aleja los temores de recesión pero que reflejan que, tras una dura recesión, el gigante sudamericano avanza en forma lenta.
El Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), que publica los datos oficiales en el país, informó este miércoles que el Producto Interno Bruto (PIB) avanzó 0.4 por ciento en el periodo enero-marzo, dos décimas de punto más respecto al trimestre anterior, de octubre a diciembre, cuando creció 0.2 por ciento.
El sector agropecuario -uno de los motores de la economía de Brasil, por su carácter exportador de alimentos- y el consumo doméstico progresaron en los primeros tres meses del año e impulsaron el aumento del PIB, ligeramente superior a las previsiones de los analistas.
El resultado supone, con todo, un desempeño mediocre para un Brasil que en 2017 se apuntó un crecimiento del 1.0 por ciento tras la dura recesión que, entre 2014 y 2016, provocó una contracción de la economía del 7.0 por ciento y elevó el desempleo por encima del 13 por ciento de la población económicamente activa.
El gobierno del presidente Michel Temer, que focalizó su mandato en la recuperación económica, rebajó la semana pasada las previsiones de crecimiento de 3 al 2.5 por ciento, en un ambiente de incertidumbre por las huelgas de los camioneros y las elecciones de octubre próximo.
