Por: Salvador Cosío Gaona
En las familias educadas, desde niños nos enseñan que la más elemental de las cortesías dicta saludar a las personas cuando se arriba a algún lugar y despedirse al momento de retirarse, más aún si es necesario dirigirse a una audiencia antes de iniciar una alocución y en un ambiente público. Cuando se es un personaje conocido, no se puede evitar saludar a quienes conforman la concurrencia a la que se dirige hablando ante micrófonos, siendo impropio pretender primero revisar a quienes la conforman para ver quién nos resulta simpático o no, a fin de omitir saludar ‘castigando con el látigo del desprecio’ a quienes nos resultan quizá desagradables.
El tema viene a colación, a propósito del desplante que tuvo el gobernador Enrique Alfaro Ramírez, con los medios de comunicación locales durante la conferencia de prensa “mañanera” que tuvo el pasado viernes en Jalisco el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Resulta que los jaliscienses tenemos a un gobernador que está confrontado con los medios locales de comunicación, a los que, entre otros adjetivos ha llamado “basura”, y no le importó que el escenario en que participó estuviera siendo transmitido en directo por empresas radiofónicas y televisoras de alcance nacional, pues en una actitud que puede tildarse como altanería y soberbia, Enrique Alfaro Ramírez solo saludó a “los medios nacionales”, dejando ver su enorme desprecio por la prensa local.
Así que, si aún quedaba algo por detonar la guerra entre el gobernador y los medios de comunicación, se dio esa mañana, cuando la reportera de El Diario NTR, Martha Hernández, preguntó al presidente López Obrador, no solo su opinión sobre la mala relación del gobernador con los reporteros jaliscienses a quien le dijo, Alfaro Ramírez ha llamado “basura”, “periodiquitos”, y “estupideces” a sus preguntas, le señaló de amagos como “ya sé de donde vienes”, cuando alguna pregunta le es incomoda. La reportera también le pidió a AMLO su parecer respecto al polémico programa “A Toda Máquina”, impulsado por el gobernador y que suma al menos tres denuncias por presuntas ilegalidades en sus procesos de adjudicación.
López Obrador, se pronunció a favor de que los encuentros se den con libertad, con denuncias de manera abierta, sin censura que se respete la libertad de prensa y la libertad de expresión. “Esa va a ser una constante en mi gobierno, el derecho a discernir el apoyo para que se pueda ejercer el periodismo sin miedo, evitar todo tipo de censura”. El tabasqueño se dijo también de acuerdo con el derecho de réplica y el apego a la verdad. De las presuntas irregularidades del polémico contrato, quizá con fina ironía dijo que seguramente todo eso tiene una explicación y, en su momento, si hay alguna duda, creo que se va a aclarar”.
Alfaro, a quien le cuesta ocultar su furia en situaciones que le resultan incómodas, no dejó lugar a dudas de que estaba colérico con la exhibida ante el presidente y a nivel nacional. El exceso de soberbia y orgullo, lo tiene confrontado con quienes debería procurar tener de aliados, pero está empecinado en abonar a su mala relación mostrándoles su desprecio aún en situaciones impensadas.
Por si todo lo anterior no fuera suficiente, el gobernador tuvo que lidiar con un par de publicaciones que le terminaron por amargar su día; y es que, mientras intentó lucirse en “la mañanera”, garantizando que en los primeros meses de su gobierno disminuyeron los índices de criminalidad en la entidad, quizá intentando hacer efectiva aquella premisa absurda que dice que repitiendo como loro algo puede que se convierta en verdad, o lo que es lo mismo, que una mentira repetida incontables ocasiones se convierta en algo verdadero para quienes lo escuchan, un importante periódico local desestimaba el balance de seguridad del gobierno estatal, al subrayar, “Excluye delitos balance estatal”. La publicación sostiene que el reporte se ha basado en cifras de delitos patrimoniales; sin embargo, ha excluido a otros que van a la alza, como los delitos cometidos contra la libertad de las personas, que incluyen modalidades como el secuestro y la privación de la libertad, así como la extorsión, feminicidios y homicidios dolosos.
Esa mañana también, aparecía un desplegado en los principales diarios de la entidad, dirigido al Presidente de la Mesa Directiva del Congreso de Jalisco, firmado por el empresario Xavier Orendain, presidente de la Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara (CANACO), y decenas de organismos de la sociedad civil, así como por alrededor de 200 personas físicas y morales, a través del cual solicitan, a propósito del “Pacto por la Integridad y por el Bien Ser de Jalisco”, impulsar tres iniciativas para “favorecer el camino de Jalisco hacia la integridad”; iniciativas tendientes a erradicar la corrupción, transparentar procesos de adjudicación, compras y contratos, al mejor funcionamiento de Comités de Adquisiciones y a la creación de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Fiscalía Anticorrupción, entre otros.
Se dice que en la política no existen las coincidencias y no podemos soslayar la publicación de este desplegado sin contextualizar el embrollo en que está metido el gobernador Enrique Alfaro por el programa “A Toda Máquina”, que alberga una licitación de casi 3 mil 700 millones de pesos para maquinaria, rodeada de presuntas ilegalidades, tales como que se ha develado que hubo una empresa espejo en el concurso por la licitación adjudicada a la compañía de la que es socio el empresario Guillermo Romo, -acompañante de Alfaro al juego de Los Lakers en primera fila de cancha del Staples Center de Los Ángeles-, quien además es tío del secretario de Administración, es decir, de quien operó la licitación, y que la representante legal de las dos empresas ‘concursantes’ tiene claros lazos de cercanía laboral en el entorno próximo al gobernador, por lo que suma al menos tres denuncias y que podría convertirse en el Waterloo de la joven administración a cargo del polémico Alfaro Ramírez.
@salvadorcosio1
