Teherán y Jerusalén intensifican su enfrentamiento en medio de una escalada bélica que pone en jaque la estabilidad regional. Mientras Irán afirma haber lanzado misiles hipersónicos contra Israel y llama a responder con firmeza, Israel continúa sus bombardeos en territorio iraní, incluyendo ataques contra instalaciones nucleares y centros de poder en Teherán. En tanto, las declaraciones de ambos lados reflejan una tensión que podría tener repercusiones globales, con Estados Unidos observando de cerca el conflicto.
El líder supremo iraní, ayatolá Alí Jamenei, advirtió este miércoles que no mostrarán piedad ante lo que calificó como un “regimen terrorista sionista”, en respuesta a los ataques israelíes desencadenados desde el pasado viernes. “Debemos dar una respuesta firme al régimen sionista. No mostraremos piedad con los sionistas”, afirmó a través de su cuenta en la red social X, en medio de una serie de intercambios militares en aumento.
Irán reportó haber lanzado varios misiles hipersónicos contra Israel en las últimas horas, asegurando tener el control total del cielo. El portavoz de la operación militar iraní, Iman Tayik, destacó que el ataque demostró la capacidad del país para responder con fuerza y precisión. Israel, por su parte, lanzó una nueva serie de bombardeos en áreas cercanas a Teherán, incluyendo instalaciones relacionadas con su programa nuclear, en una ofensiva que ha dejado más de 224 víctimas en Irán y al menos 24 en Israel, según informes oficiales.
Las declaraciones de altos funcionarios israelíes reflejan una postura de firmeza. El ministro de Defensa, Israel Katz, afirmó que “un tornado pasa sobre Teherán” y que “así es como caen las dictaduras”, en referencia a los bombardeos y a la posible caída del régimen iraní. La escalada ha generado preocupación internacional, especialmente tras las conversaciones telefónicas entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Trump afirmó tener conocimiento de la ubicación del ayatolá Jamenei, calificándolo como un “blanco fácil”, aunque señaló que por ahora no planea eliminarlo.
El conflicto, que ha escalado rápidamente en los últimos días, mantiene en vilo a la comunidad internacional. La posibilidad de una intervención más profunda por parte de Estados Unidos o de otros actores regionales y mundiales aumenta la incertidumbre sobre el desenlace de una confrontación que podría extenderse y afectar a distintas naciones.
Este escenario de tensión máxima muestra cómo las amenazas y las acciones militares en Oriente Medio continúan alimentando una crisis de dimensiones globales, en un contexto donde las palabras y los golpes militares parecen marcar el ritmo de una confrontación que aún no tiene un desenlace claro.
