El Comando Norte de Estados Unidos ha tomado medidas decisivas en su lucha contra el narcotráfico y la migración ilegal, al desplegar dos destructores de misiles en aguas cercanas a su frontera sur. Esta acción busca fortalecer la integridad territorial del país y responde a una orden ejecutiva emitida por el presidente Donald Trump al Departamento de Defensa.
El USS Gravely (DDG-107) fue el primero en llegar, operando desde el 15 de marzo en aguas internacionales del Golfo de México. Una semana más tarde, el USS Spruance (DDG-111) fue desplegado en las costas del Océano Pacífico, marcando una intensificación de las operaciones marítimas en la región.
Ambos buques, reconocidos por su experiencia en operaciones contra el crimen organizado y el terrorismo, tienen un historial de intervenciones exitosas en diversos escenarios internacionales. El Spruance, por ejemplo, ha estado involucrado en misiones de defensa en el Mar Rojo, donde, durante cinco meses, enfrentó a rebeldes hutíes de Yemen, interceptando misiles y drones armados.
Por su parte, el Gravely ha contribuido a la seguridad en el Mar Mediterráneo y el Golfo de Omán, participando en operaciones conjuntas con otras naciones aliadas y garantizando el tránsito seguro de buques comerciales en rutas marítimas estratégicas.
El despliegue de estos destructores representa un esfuerzo por parte de Estados Unidos para abordar de manera proactiva los desafíos que plantea el narcotráfico y la migración ilegal. A medida que se intensifican las tensiones en la región, la presencia de estos buques de guerra subraya el compromiso del país en la lucha por mantener el control y la seguridad en sus fronteras marítimas.
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