Vannes, Francia – A finales de febrero, la ciudad de Vannes se convertirá en el escenario de un macrojuicio que promete conmover a la sociedad francesa. Joël Le Scouarnec, un antiguo cirujano de 74 años, comparecerá ante la justicia acusado de violar y agredir sexualmente a casi 300 pacientes, la mayoría de ellos menores de edad, durante un periodo que abarca 25 años.
El juicio comenzará el 24 de febrero y se extenderá por cuatro meses, justo dos meses después de la finalización del escandaloso caso de Gisèle Pelicot, donde 51 hombres fueron condenados por violaciones en serie. Sin embargo, a diferencia de ese proceso, el tribunal de Vannes tendrá frente a sí a un único acusado y un número sin precedentes de víctimas, 299 en total, lo que ha llevado a las autoridades a calificar ambos casos como «fuera de lo común».
Las acusaciones contra Le Scouarnec son escalofriantes: entre 1989 y 2014, el cirujano se encuentra bajo la lupa por 111 casos de violación y 189 de agresión sexual, muchos de los cuales ocurrieron cuando las víctimas se encontraban anestesiadas. Según el fiscal de Lorient, Stéphane Kellenberger, Le Scouarnec ha reconocido su implicación en muchos de los actos y ha documentado sus crímenes de manera meticulosa.
La naturaleza de sus delitos es inquietante y abarca desde la violación de un bebé de un año hasta agresiones a pacientes de 70 años. La edad media de sus víctimas era de solo 11 años, y 256 de ellas eran menores de 15. A pesar de su condena previa en 2020 por delitos similares, Le Scouarnec continuó ejerciendo la medicina, lo que ha llevado a una investigación sobre la posible complicidad de instituciones de salud.
El juicio no solo se centrará en el horror de las agresiones, sino también en la cuestión de la sumisión química, un aspecto que fue clave en el caso de Pelicot. Las víctimas, traumatizadas y muchas de ellas enfrentando sus recuerdos décadas después, esperan que este proceso brinde respuestas sobre la violencia que padecieron.
Con más de 264 periodistas acreditados y casi 300 víctimas, la cobertura mediática de este juicio se anticipa intensa, y su repercusión podría ser aún mayor que la del caso de Gisèle Pelicot. Se espera que la atención mediática ayude a visibilizar el sufrimiento de las víctimas y arroje luz sobre la necesidad de reformas en la protección infantil.
El proceso judicial representa no solo un rayo de esperanza para las víctimas, sino también un llamado a la sociedad para reflexionar sobre la protección de los más vulnerables. La figura de Le Scouarnec, un médico que traicionó su juramento, se convierte en un símbolo de la lucha contra los abusos en entornos de confianza. Las víctimas y sus abogados están decididos a que la justicia prevalezca, y que el horror de estos crímenes atroces no sea olvidado.
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