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10 consejos para conservar y servir el queso

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Para poder apreciar todo el sabor y las cualidades de un buen queso es muy importante que su conservación sea la adecuada para que se mantenga en perfectas condiciones, ya que el queso es un producto natural y vivo que sigue desarrollándose a lo largo de su vida y necesita un cuidado especial. A continuación, todo lo que necesitás saber para su cuidado.

1. Conservarlo a una temperatura entre 5 y 10 grados

El queso debe guardarse en las mismas condiciones en que se madura. Lo ideal sería conservarlo a una temperatura entre los 5 y 10 grados y un porcentaje de humedad del 85–90 por ciento. Los quesos duros y semiduros se almacenan en temperaturas que van de los 8 a los 13 grados.

2. Guardarlo en la parte menos fría del refrigerador

Se recomienda guardar todo tipo de queso en la parte menos fría de la nevera; excepto los cremosos, que se conservan mejor en el cajón de las frutas.

3. Nunca congelarlo

El queso jamás debe llevarse al freezer y ser congelado, porque de ésta manera pierde su aroma, sabor y textura.

4. Guardarlo envuelto

Una vez empezado, el queso debe guardarse -para evitar que se reseque- envuelto en un paño humedecido o film de plástico sin apretar, tapando únicamente la parte del queso que quede al aire, y no la corteza, ya que a través de ésta es por donde respira. También se puede guardar envuelto en papel parafinado dentro de una bolsa de congelación, para no perder la humedad y mantener la circulación de aire. Otra forma buena de conservarlo es en una fiambrera hermética. Cuanto más curado sea el queso, más tiempo se puede conservar.

5. Sacarlo del refrigerador entre 30 y 60 minutos antes de servir

Los quesos deben sacarse de la nevera entre 30 y 60 minutos antes de servir para que se atemperen y poder apreciar así todo su olor, sabor y textura. Para su consumo, la temperatura ideal es de aproximadamente 22 grados.

6. No guardar el queso con otros alimentos

No se debe guardar el queso con otros alimentos de olor fuerte, ya que puede absorber otros aromas y estropearse. Los quesos azules deben mantenerse siempre separados para evitar que las esporas de moho pasen a otros quesos y alimentos.

7. Cortar únicamente lo que se vaya a utilizar

Cortar sólo lo que vaya a utilizar y devolver el resto a la nevera. Luego, cubrir ligeramente con un paño de cocina húmedo, una envoltura de plástico o quesera hasta la hora de servir para evitar que se seque.

8. No cortar todos los quesos de igual manera

La forma de cortar un queso depende en gran medida de su forma, tamaño y textura. Además, hay que tener en cuenta que en cada corte debe ir parte de la corteza y del corazón, debido a que el gusto no es uniforme en toda la superficie. Los quesos redondos se cortan en cuñas, como un pastel. Los alargados se parten en lonchas individuales o barritas y los untables, cremas de queso o tortas, se sirven en pieza. Los quesos de pasta blanda se presentan en una porción grande, para que cada comensal se sirva la cantidad deseada. A los quesos curados se les hace un corte en cuña y triangular con un grosor de 5 a 10 mm. Los quesos cremosos se cortan en lonchas pequeñas con un grosor mínimo de 5 mm. Para cortarlos mejor, se recomienda introducir la hoja del cuchillo en un recipiente con agua caliente para que se despegue del queso fácilmente. Los quesos azules se presentan en pequeños dados o bloques. Los quesos muy duros se parten en trozos.

9. Eliminar la corteza (salvo excepciones)

En general, se elimina la corteza, excepto cuando ésta es comestible como en el caso del queso Brie o el Camembert.

10. Utilizar un cuchillo diferente para cada queso

Es indispensable el cambio de cuchillo a la hora de cortar distintos tipos de queso para evitar que se mezclen los sabores de unos con otros.

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