Inicio ESTILO DE VIDA Comida I-tal surge de la mano del movimiento rastafari

Comida I-tal surge de la mano del movimiento rastafari

98
0

PLa comida jamaicana se suele asociar con el pollo asado o frito. Pero hay un movimiento, el rastafari, que practica una cocina no manufacturada, que pretende ser una forma de resistencia a la homologación y a la uniformización cultural.

Se trata de una cocina sencilla y saludable, cuyo nombre es I-tal (en referencia a la palabra inglesa «vital») y relacionada con los seguidores del movimiento rastafari en auge en Jamaica y en otros países.

La alimentación I-tal llegó de la mano del rastafarismo, una religión monoteísta nacida en los años 30 en Jamaica. Al igual que los veganos, los rastafaris rechazan cualquier alimento de origen animal. «Los que comen I-tal -explica el chef Noel Wilson- van más allá».

«Nos enfocamos en el aspecto espiritual de comer de una manera natural. Nuestra idea es promover la vida, la energía vital que hay en cada uno de nosotros. La comida I-tal es cultura en Jamaica, un tipo de cultura que la gente consume para vivir mucho tiempo, mantenerse sanos y tener la cabeza y el alma limpias», dice.

Noel Wilson es el chef del restaurante 7 Basiks&More, situado en el vecindario Vineyard, en Kingston, la capital de la isla caribeña.

Junto al restaurante hay una pequeña tienda que vende la comida y las bebidas que preparan Noel y sus colaboradores. Desde pan hasta batidos, este punto de venta satisface hasta los paladares más refinados.

«La cocina I-tal -continúa- es saludable. No contiene sal pero es muy sabrosa. Es muy variada: nuestras especialidades son el estofado, el tofu, el arroz con verduras fritas, el plátano hervido, el arroz integral, que contiene fibra. Todos platos que equilibran la dieta».

Las reglas de la cocina I-tal son pocas y precisas. Primera, los alimentos deben ser lo más naturales posible, por lo que se rechazan los alimentos modificados químicamente y que contienen aditivos.

Segunda, no se permite ningún alimento que cause la muerte de un animal. Para los rastafaris, la comida aumenta la vitalidad y la energía positiva y, por lo tanto, la muerte no tiene cabida en su filosofía de vida.

Tercera, están estrictamente prohibidos los cigarrillos, el café y el alcohol, ya que son sustancias nocivas para la salud. Y en particular el alcohol, porque puede conllevar graves problemas sociales. Sí que se permite el consumo de cannabis porque permite rezar mejor a Dios.

Las motivaciones que llevaron a la formalización de la cocina I-tal no son solo religiosas.

En su famoso libro «Resistencia Rasta», el jamaicano Horace Campbell, un destacado profesor universitario de Estudios Afroamericanos en los Estados Unidos y conocido activista de derechos civiles, argumenta que la comida I-tal también es consecuencia del desinterés del Reino Unido, la antigua potencia colonizadora, a la hora de difundir una dieta equilibrada entre la gente.

«Mucho antes de que las sociedades occidentales tuviesen en cuenta la calidad de los alimentos -escribe Campbell-, los rastafaris denunciaban el alto nivel de aditivos que contenían los alimentos importados y enseñaban a sus hermanos el valor de los cultivos autóctonos y su importancia en la preparación de la comida I-tal».

Obligados a vivir con el mínimo necesario, los rasta buscaron una dieta que les asegurara una vida saludable, conscientes de que no contaban con asistencia médica cerca, se preocuparon por aprender las bases de las hierbas y cuidaron mucho la preparación de alimentos que garantizaran un buen estado de salud, señala Campbell.

El restaurante I-tal de Ibo Smith es, sin duda, el más popular de Kingston. Está en el 131 de Orange Street, una calle conocida por ser el corazón de los artistas reggae.

«Aquí a mi restaurante -explica Ibo, que lleva el característico gorro de los rastafari- viene todo el mundo. Policías, médicos, abogados y hermanos rasta. Y, sobre todo, turistas».

El restaurante, al aire libre, está lleno de imágenes de Haile Selassie, el último emperador de Etiopía.

En él los rastafaris reconocen a Jesucristo en su «segunda venida en majestad, gloria y poder», como se anuncia proféticamente en las Sagradas Escrituras. Y, por supuesto, también hay carteles de Bob Marley y banderas de África.

Ibo y su joven asistente no paran ni un momento. Pasan continuamente de una labor a otra, de los fogones a la licuadora. Parecen incansables.

Cortan, trocean, mezclan y sofríen a una velocidad impresionante. De vez en cuando tropiezan con la cáscara de los frutos que tiran al suelo. El flujo de clientes es constante.

«Nuestra especialidad -añade Ibo- es la empanada al horno. Es una pasta que hacemos con un relleno de frijoles, cebollas y chile. Es un plato completo, sano y que llena. Es lo único que los clientes pueden encontrar ya preparado.

Normalmente la compran los que tienen prisa. Todos los otros platos los preparamos en el momento con verduras y frutas frescas. Amigo, la dieta I-tal es sin ninguna duda la que debes seguir si entiendes tu cuerpo como un templo».

Comments

comments

Artículo anteriorCentro de las Artes Indígenas preserva y difunde riqueza de El Tajín
Artículo siguienteNiña zacatecana vence barreras en EUA para triunfar en estudios
Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2