En un movimiento desafortunado e inesperado, Reino Unido abandonó, referéndum mediante, la Unión Europea y el mundo pronto comenzará a resentir los efectos de esta decisión, reflejados en inversores buscando refugio de la desestabilización financiera, la depreciación de las monedas internacionales y el alza del dólar.
A este abandono se le conoce como Brexit, resultado de unir «Britain» (Reino Unido) y «exit» (salida).
Las relaciones del mundo con el Reino Unido desde luego se verán afectadas y estas involucran también a las artes y el entretenimiento.
Hollywood se apoya en las locaciones y sets que ofrece el Reino Unido para filmar algunas de sus producciones más importantes -entre ellas Star Wars y Game of Thrones- y se estima que entre el 10 y 12% de estas, así como la derrama económica que dejan, son para beneficio del gobierno británico.
Pero aun cuando Reino Unido quisiera continuar con estos incentivos, es virtualmente seguro que la Unión Europea y el resto del globo adopten una posición de rechazo ante cualquier iniciativa que favorezca los negocios locales británicos.
La industria fílmica británica se verá golpeada y tanta es la inyección de capital proveniente de Estados Unidos que cineastas como Matthew Vaughn, opositor de Brexit, denunciaron que Reino Unido ni siquiera incentiva la producción local y depende, a consciencia, de Hollywood.
Reino Unido está cerrando sus puertas y la realización tanto de blockbusters como de cintas independientes que se favorecían de la oferta británica ahora tendrá que buscar alternativas.