Que aún nos queden especies por descubrir no debería sorprender a nadie. La naturaleza, por suerte, aún guarda secretos. Pero que hasta ahora nadie haya reparado en una rana que tiene el pecho y parte del abdomen transparente, y a la que se le ve el corazón, sí resulta curioso.
En un artículo reciente se describe a la especie, nueva para la ciencia. Nueva esta especie, pero no las “ranas de cristal”. Ya se conocían especies de este género, que comparten una curiosa característica: su piel y musculatura del pecho es transparente. Y de hecho por ello reciben su nombre científico: Hyalinobatrachium, que significa literalmente “ranas de cristal”.
Este caso es especial, eso sí. Porque a diferencia de sus congéneres, no sólo tiene el pecho transparente, también parte del abdomen. Y esto permite que se vean sus órganos internos, al menos algunos de ellos. Lo que más llama la atención es el corazón, al que se puede ver en marcha.
El nombre que ha recibido es Hyalinobatrachium yaku. De la primera parte del nombre ya hemos hablado, y la segunda también hace referencia a características de la especie. Yaku es un término en la lengua indígena de la región de Centroamérica de la que esta rana es originaria, entre Ecuador, Colombia y Perú. La traducción es realmente difícil, pero vendría a significar “arroyo lento de aguas limpias”.
Y este es precisamente el hábitat de esta especie. Arroyos de pequeño tamaño en los que las aguas fluyen lentamente, donde las ranas pueden realizar sus puestas sin peligro. Bueno, no totalmente sin peligro, y para eso los adultos – especialmente los machos – cuidan y observan las puestas desde la vegetación de las orillas.
Lo que hacen es colocarse en el envés de las hojas, con el abdomen pegado a la hoja, y desde ahí controlar los posibles peligros. Esto explica, en parte, por qué nadie había detectado a esta rana. Su característica más llamativa queda oculta al colocar su tripa en la hoja.
Aunque hay otro motivo. Y es que tanto la transparencia del abdomen como otras características se pierden al conservar los especímenes. Es decir, que cuando se capturan estas ranas y se envían para su estudio en museos y centros de investigación, todo lo que diferencia a la especie desaparece.
Todo esto hace a la especie muy interesante desde el punto de vista científico, y una noticia curiosa su descubrimiento. Por desgracia, y como ocurre demasiado a menudo, no todo son buenas noticias. Aún no se considera a la especie como amenazada – la categoría que recibe es “sin datos suficientes” – pero los posibles peligros son conocidos y comunes: destrucción del hábitat y contaminación. Esperemos que no se haga realidad.