Una despedida conmovedora en medio de la solemnidad en la basílica de San Pedro
Roma, 24 de abril de 2023 – Miles de fieles, obispos, cardenales y miembros del Vaticano participan desde este miércoles en los ritos de despedida al Papa Francisco, quien falleció el pasado 21 de abril. Sin embargo, entre la multitud, una figura particular llamó la atención por su actitud fuera del protocolo habitual: la hermana Geneviève Jeanningros, monja de la orden de las Hermanitas de Jesús, protagonizó un emotivo momento que trascendió las formalidades del acto religioso.
Durante su presencia en la basílica, la religiosa se acercó al féretro del pontífice con una mochila al hombro y, en silencio, permaneció en una esquina del recinto. Allí, oró durante siete minutos, sin contener las lágrimas, en un acto de despedida cargado de intensidad emocional. Pese a las miradas de los presentes, nadie intentó interrumpirla o alejarla de ese momento de profunda devoción.
La presencia de Jeanningros reflejaba una relación cercana y afectuosa con el Papa, a quien consideraba un amigo muy cercano. La religiosa, de 81 años, es conocida por su trabajo en la atención a mujeres transexuales y feriantes en Ostia, Italia, y por su participación en las audiencias generales de los miércoles, donde acostumbraba a acompañar a personas LGBTQ+ para que participaran en los encuentros con el pontífice.
Una amistad que trasciende las formalidades
El vínculo entre Jeanningros y Francisco no es reciente. La monja, apodada cariñosamente por el Papa como “la enfant terrible”, se ha destacado por su personalidad fuerte y su compromiso con causas poco convencionales dentro de la Iglesia. Desde hace años, ha sido una activa defensora de los derechos de los marginados, buscando devolverles la dignidad y, en ocasiones, rescatarles de situaciones de vulnerabilidad y explotación.
Su labor ha sido reconocida públicamente por el propio pontífice, quien la ha considerado una aliada en la lucha por una Iglesia más inclusiva y solidaria. En declaraciones al diario oficial del Vaticano, Jeanningros afirmó: “Ninguna persona debe sufrir la injusticia de ser desechada, a nadie se le puede arrebatar la dignidad de ser hijo de Dios”.
Un acto de amor en un momento de luto
El momento de oración de la hermana Jeanningros en la basílica de San Pedro representa una expresión genuina de amor y respeto hacia el Papa Francisco, en un contexto en el que la solemnidad y el protocolo suelen predominar. Su acto, espontáneo y cargado de emotividad, ha sido destacado por su sencillez y profundidad, evidenciando la conexión personal que muchos sienten con el pontífice, más allá de los rituales institucionales.
