En el tercer aniversario del devastador bombardeo del teatro de Mariúpol, donde cientos de civiles buscaban refugio, los ucranianos se reunieron para honrar a las víctimas y exigir justicia por los crímenes cometidos durante el asedio ruso. El 16 de marzo de 2022, dos bombas rusas cayeron sobre el icónico teatro, a pesar de que la palabra “DETI” (niños, en ruso) estaba claramente marcada en el suelo, una súplica por clemencia que no fue atendida.
Este domingo, miles de desplazados de Mariúpol y sus simpatizantes recrearon la inscripción en varias ciudades de Ucrania y en el extranjero, como acto de protesta y un llamado a la memoria colectiva. Valentina Boiko, presidenta de un centro local de apoyo a los desplazados de Mariúpol, subrayó la importancia de recordar esta tragedia: “El mundo no debe olvidar o perdonar este horror”, declaró a EFE en Leópolis.
Muchos de los presentes compartieron sus recuerdos de aquel fatídico día. Boiko, quien se encontraba en el sótano de su edificio durante el ataque, recordó cómo el teatro albergaba a numerosas familias que buscaban escapar de los bombardeos. Las estimaciones iniciales sobre el número de fallecidos varían, pero el consejo municipal ha sugerido que las víctimas del asedio podrían ascender a 22,000, una cifra que subraya la magnitud del horror vivido en la ciudad.
Alevtina Shvetsova, periodista y superviviente de Mariúpol, expresó la necesidad de seguir luchando por la memoria de los que se han perdido y por aquellos que aún sufren bajo ocupación. “Mariúpol era mi vida, que me arrebataron junto con mi abuela y mis amigos que murieron allí”, declaró con emoción.
En el centro cultural “Mariúpol Renacida”, se exhiben fotografías que documentan la historia de la ciudad y sus habitantes, mientras que los testimonios de los desplazados revelan el dolor y la resiliencia de quienes han sido forzados a dejar su hogar. Aunque algunos han comenzado a establecerse en nuevas comunidades, muchos aún sueñan con regresar a una Mariúpol liberada.
La lucha por la justicia no cesa. Shvetsova y Boiko coinciden en que la comunidad internacional debe reconocer la agresión rusa y defender a Ucrania. “No tenemos derecho a perder la esperanza”, concluyó Boiko, reafirmando que Mariúpol seguirá siendo una parte fundamental de la identidad ucraniana, sin importar dónde se encuentren sus habitantes.
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