Condenado a un año de prisión firme por corrupción y tráfico de influencias, el expresidente francés Nicolas Sarkozy deja huérfana a la derecha de su país, a año y medio de las presidenciales y sin que ningún candidato haya emergido para llevar la bandera conservadora.
Aunque retirado de la primera línea de la política desde que en 2016 fracasó en su intento de volver a ser el cartel electoral de la derecha, la voz de Sarkozy no ha dejado de influir en su campo político.