Por: Valeria Ávila
El 9 de junio, será probablemente otra fecha memorable en nuestro Estado, nuevamente un episodio de represión frente a las dignas y justas protestas de la sociedad. En esta ocasión, las protagonistas fuimos las mujeres, el reclamo se escuchó fuerte y claro: no más omisiones en los casos de abuso infantil denunciados hace más de un año en una escuela de Zapopan.
De no ser por esta manifestación, a la que por cierto todas las personas tenemos derecho, un alto porcentaje de la población no sabría de este caso, no se hubieran atendido las irregularidades en el abordaje del caso y probablemente las niñas no tendrían justicia o estaría aún más lejana. ¿Fue entonces efectiva la protesta? La respuesta es clara, lo fue, esta decena de mujeres que se movilizó para pedir justicia, puso al centro de la discusión a las infancias violentadas y a la falta de acciones de la Secretaria de Educación.
Ahora la gran interrogante, ¿Quiénes son las mujeres encapuchadas que irrumpieron en la institución?
Son mujeres, son mujeres feministas, mujeres feministas que maternan y luchan por otras mujeres y por las infancias, que visibilizan las omisiones del Estado, que reparan el daño que las instituciones públicas han decidido no reparar. Son el símbolo de la represión, sus cuerpos, hoy serán el mecanismo a través del cual el Estado dice: “esto va para todas las que se manifiesten”. Ellas han sido para un Gobernador insensible quienes encarnen la “lección” que se pretende dar a las movilizaciones, esa advertencia que amenaza: si ejercen sus derechos, serán imputadas de delitos irreales, y serán perseguidas como si fueran los verdaderos criminales.
Entonces, estas mujeres valientes, que nos representan, que legitiman nuestra resistencia, que han puesto el cuerpo para que ninguna niña más tenga que poner el suyo, son el rostro del feminismo, de un movimientos social que ha enarbolado las injusticias que atravesamos por nuestro género.
Habiendo dejado claro lo anterior, las feministas en el Estado también decimos, que estas mujeres que han plantado cara al sistema omiso, no están solas, que al contrario, hoy más que nunca se hace presente el tan representativo “fuimos todas” porque sí, fuimos todas y estamos juntas.
