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Por favor, rectifique

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Por: Salvador Cosío Gaona

¡Por favor, rectifique!, es la frase con la que el Embajador de la Unión Europea (UE) en México, Gautier Mignot, ha ridiculizado al doctor Juan Ramón de la Fuente, Embajador de nuestro país ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), quien a través de una columna de opinión para El Universal, inculpó a la Unión Europea de acaparar las vacunas contra COVID-19 y lucrar con ellas en el marco de la pandemia por Coronavirus. 

La vergüenza mayúscula que una vez más hemos tenido que padecer los mexicanos por las imprudencias de representantes mexicanos al otro lado de nuestras fronteras, se registró el pasado lunes 14 de junio, luego de leer el comentario que escribió en la red social Twitter, Gautier Mignot, desacreditando el texto de Juan Ramón de la Fuente, intitulado “Vacunar a todo el mundo”, publicado el mismo lunes en el mencionado diario de circulación nacional. 

“No es cierto que la UE haya acaparado vacunas y lucrado con ellas. Hemos exportado igual cantidad de vacunas que usado para nuestra población. Más que China y Rusia ! México fue uno de los principales beneficiarios… Por favor @SRE_mx rectifique!”, escribió Mignot.

En su columna, De la Fuente, asevera:

“La gran lección por aprender de esta terrible pandemia es que, o nos decidimos en verdad a ser más solidarios o nos resignamos seguir administrando a medias nuestras crisis. De poco sirve que en los dichos prevalezca lo primero, si lo hechos lo desmienten cotidianamente. Pero si la esperanza es lo último que se pierde, entonces el anuncio reciente que se hizo en la reunión de siete de los países más poderosos del mundo (G-7), de donar mil millones de dosis vacunas para los países pobres, ha logrado mantenerla viva, al menos por ahora.

Los números en torno a la pandemia han sido inciertos desde el inicio. Se reconocen al menos 3.8 millones de muertes por Covid-19, pero la propia OMS admite que pueden ser dos o tres veces más que eso. Ahora la numeralia se concentra en las vacunas. Se estima que se han administrado 2,300 millones de dosis en el mundo, pero como el 75% de estas se han concentrado en tan sólo 10 países, y en muchos casos se requiere doble dosis para quedar inmunizado, una estimación objetiva nos lleva a pensar que no más 15% de la población mundial está actualmente protegida. Así que no hay que hacer cuentas alegres. Esto todavía va para largo”.

Y continúa exponiendo:

“La politización de las vacunas era inevitable. Frente a una contingencia sanitaria de estas dimensiones, el afán de lucro y de poder convirtieron a las vacunas en instrumentos de gran valor, en  sentido estricto. Las potencias lo entendieron rápidamente y actuaron en consecuencia. México lo anticipó oportunamente. Fue el primero en alertar de manera abierta sobre estos riesgos (recuérdese la reunión del G-20 de marzo de 2020 y la resolución de la Asamblea General de la ONU un mes después), y en ejercer presión internacional para tratar de generar mecanismos de contención. Todo tiene una secuencia y el episodio más reciente (no será el último) es el anuncio de G-7.

El primero en capitalizar políticamente las vacunas a nivel internacional fue China y, en menor escala, Rusia. Mientras que occidente (Estados Unidos y laUnión Europea) se concentraban en acaparar mercancía y lucrar con ella, China mandaba lotes de vacunas a precios muy bajos a varios países. Así, este país se abrió nuevos espacios, ganó simpatías y fortaleció alianzas. Su estrategia le resultó  redituable. La nueva administración estadounidense se percató rápidamente del asunto y decidió enmendar el rumbo.

La primera señal sobre el tema del nuevo gobierno norteamericano fue refrendar su compromiso con la OMS tanto en lo político como en lo económico. Después vino un amago de su representación ante la Organización Mundial del Comercio, para suspender de forma transitoria los derechos de propiedad de las vacunas con el fin de facilitar su producción acelerada. Finalmente optaron por adquirir a precio preferencial 500 mil dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech para donarla “sin compromisos”, a través del mecanismo Covax, que coordina la OMS.

 El anuncio se hizo poco antes de que el presidenteBiden aterrizara en el Reino Unido para la reunión del G-7, que congregó además a Francia, Alemania, Italia, Japón y Canadá. Era el momento del grupo para contrarrestar a sus rivales, así que entre todos duplicaron la oferta. Así surgió el anuncio de las mil millones de dosis. Es claro que no se trata de un acto estrictamente solidario con los países más rezagados (hay 20 países que sólo han podido vacunar a menos del 1% de su población), sino de una respuesta a los movimientos de China y Rusia, percibidos como hegemónicos en occidente. En cualquier caso, en tanto acción colateral, la ayuda será bienvenida, aunque insuficiente”.

Mignot, a través de un segundo tuit, destaca que la UE ha intervenido en pro de una repartición equitativa de las vacunas. 

“Recuerdo nuestro artículo que se publicó el 9 de mayo en El Universal. Las cifras están desactualizadas por supuesto pero la situación sigue básicamente igual. La UE ha sido también un gran abogado del acceso equitativo de todos a las vacunas”.

El comentario fue acompañado del artículo en comento, donde se lee:

“El 9 de mayo de 1950, en un continente europeo azotado por dos guerras mundiales sangrientas, se lanzó la aventura más fantástica de integración voluntaria entre pueblos en la historia de la humanidad. A lo largo de esos 71 años, han sido considerables los avances, pero también muchas las vicisitudes, las impaciencias y las críticas. Este año de pandemia no ha sido la excepción y la relativa lenta campaña de vacunación en Europa frente a algunos países ha sido señalada como una muestra de debilidad o de ineficiencia de la Unión Europea. Sin embargo, al mirar objetivamente las cosas y hacer un balance de esta crisis, la UE está saliendo progresivamente de esta terrible pandemia con la cabeza en alto, demostrando cuatro éxitos claves.

El primero es científico: las vacunas sobre las cuales la UE ha apostado desde un principio 4 mil millones de euros para su investigación y producción son las más eficientes del mundo: usan una tecnología revolucionaria que en gran parte fue desarrollada en Europa. El segundo es económico: contrariamente a otras potencias, la UE supo en pocos meses instalar una capacidad de producción de decenas de millones de dosis al mes, que pronto se convertirán en cientos de millones. El tercer éxito es moral y ético: la UE ha exportado más vacunas que las que ha inoculado a su propia población: si las hubiera reservado todas para su uso interno, hoy estaría al mismo nivel de vacunación que EE.UU. Esas exportaciones no están condicionadas a ninguna contraparte y nunca han sido restringidas para los países que las necesitaban. México ha sido uno de los principales beneficiarios, pues 40% del total de dosis que ha recibido hasta ahora han sido exportadas por la UE. Además, la UE ha sido el principal donante al mecanismo internacional COVAX que ha permitido que, hasta ahora, 121 países, entre ellos México, hayan accedido a 50 millones de vacunas adicionales.

El último éxito de la UE ha sido político: no solo ha mantenido su unidad en medio de las turbulencias provocadas por la pandemia, sino que la ha fortalecido. El bloque se ha juntado para ejercer una competencia en materia de salud que era inicialmente de los Estados miembros y no de la UE, lo cual le ha permitido negociar con las empresas farmacéuticas las mejores condiciones en términos de precio y garantías. En materia económica, ha dado un paso decisivo en el camino hacia la integración con un plan de recuperación de 750 mil millones de euros financiado, por primera vez, por un endeudamiento común. Este plan permitirá financiar una recuperación más ecológica, a través del Pacto Verde Europeo que hemos adoptado, y más moderna, promoviendo las nuevas tecnologías y la economía digital. Además, el esfuerzo solidario de la UE para compartir las vacunas le confiere una legitimidad particular para liderar la cooperación internacional en otros frentes claves para la preservación del planeta, como el cambio climático”.

Seguramente, De la Fuente perdió de vista que quien afirma tiene la obligación de probar y se colocó en esa incómoda situación de tener que argumentar su dicho o “rectificar” como lo exige el Embajador Mignot. 

Solo esperamos que tras  este  bochornoso episodio, el diplomático mexicano haya aprendido la lección que no es lo mismo presentarse en Las Mañaneras bajo el cobijo del presidente Andrés Manuel López Obrador, donde se puede engañar o decir verdades a medias, a firmar un artículo que puede derivar en una reclamación o propiciar un derecho de réplica. 

Opinió[email protected]

@salvadorcosio1

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