Cuando parecía que la República Checa se iba a salir con la suya, Gerard Piqué salvó a España (1-0) con un cabezazo que encarrila la clasificación de la campeona de Europa a la siguiente fase. La Selección dominó el partido de punta a cabo, pero estuvo a punto de pagar su falta de concreción. Obsesionada con el juego en corto, a España le faltó alguna alternativa y una velocidad más para desarbolar mucho antes a un rival ultradefensivo que a punto estuvo de llevarse premio.
Con los checos esperando atrás, desde el principio, a España le costó un poco coger el hilo. Al principio se mostró imprecisa, con más posesión que dominio. Hasta el primer cuarto de hora no dio los primeros avisos a Cech; primero de forma tímida, con un cabezazo muy forzado de Ramos tras un saque de falta; luego, con una gran ocasión que Morata estrelló en Cech tras una subida de Juanfran que pasó por Silva. En la concepción de la jugada se vio la receta que necesitaba España para desarmar a un rival tan replegado: sorpresa, velocidad y juego por las bandas.
Morata, muy activo buscándose la vida, volvió a probar a Cech tras un amago soberbio. España mandaba y empezaba a apretar, aunque sin premio. A la República Checa cada vez le quedaba más lejos el área de De Gea, que no estrenó los guantes hasta un minuto antes del descanso. Fue en una jugada en la que España se partió y los checos trataron de montar una contra que acabó con el disparo lejano de Necid.
El descanso no afligió a España, que salió fuerte en la segunda parte y a punto estuvo de encontrar el gol nada más volver de la caseta, cuando Hubnik casi emboca en su portería. Con media hora por delante, Del Bosque cambió de delantero y dio entrada a Aduriz en lugar de Morata. A falta de 20, recurrió a Thiago por Cesc, que poco antes había salvado la mejor ocasión checa. España siguió acumulando ocasiones: un mal control privó del gol a Jordi Alba, Silva mandó un zurdazo fuera… Del Bosque agotó los cambios y Pedro reemplazó al impreciso Nolito. Cuando el 0-0 parecía inamovible, apareció Iniesta, el mejor del partido, para colocar el balón en la cabeza de Piqué, una de las variantes que no había manejado. Aunque parecía el último suspiro, De Gea tuvo tiempo de lucirse con una buena a Darida en el descuento.
