Por: Pablo Quiroz Zepeda
Estimados lectores de Cabecera.mx, este sábado 07 de octubre, día de Shabat y Simchat Torah en Israel, milicianos del grupo terrorista de Hamas y la Yihad Islámica lanzaron miles de misiles a territorio israelí desde la Franja de Gaza, e incursionaron por medio de túneles y sabotaje en los límites fronterizos hacia poblaciones del sur de Israel. Este hecho más allá de un plano político o de conflicto internacional sin duda alguna debería de cambiar el paradigma de la simpatía de mencionar que las acciones de Hamas y la Yihad Islámica son “actos de resistencia frente a la ocupación” por algo más apegado a la realidad y a la dignidad humana que es simple y llanamente terrorismo.
La condena en esta ocasión no es únicamente como se presentaba ante una circunstancia avanzada en el papel de la defensa de las poblaciones israelíes que contaban con un estratégico método de eliminar la posibilidad de éxito del lanzamiento de cohetes de los grupos terroristas desde Gaza, por lo contrario, se empleó toda la fuerza que deja por superado el pésimo concepto de “acto de resistencia” por una despiadada agresión con toda la violencia posible. Las imágenes hablan por sí mismas, la incursión del 07 de octubre no distinguió entre género, ocupación, etnia y religión (como las poblaciones beduinas atacadas), ni edad. Mujeres siendo secuestradas y violentadas con toda la crueldad de los milicianos como si fueran “trofeos de guerra”, ancianos obligados a acompañar a sus captores en el reprobable festejo de su peor versión de ser humano; además de calles, avenidas y autopistas con cientos de cuerpos asesinados sin el menor remordimiento.
Más allá de analizar un nuevo enfrentamiento en la zona tras meses de cese al fuego desde mayo del presente año y las anteriores escaladas, esto nos debería de llevar a la reflexión de qué significa verdaderamente escuchar y ver narrativas que reflejan la limitada perspectiva de lo acontecido y del bajo nivel de conocimiento de las verdaderas personas que han sufrido, y que aún cuando el status quo bélico se haya incrementado por la grave situación no mejora en absoluto el reconocimiento de los palestinos de la Franja de Gaza ni mucho menos de un proceso de paz entre ambas partes o sugerido por parte de la comunidad internacional. Esto último hasta viendo el tono que han tenido países árabes que han reconocido a Israel y que aún teniendo en la agenda oficial y vinculatoria con Palestina, han limitado su respaldo y poniendo claro la responsabilidad de los propios grupos en Gaza, así puede verse en las declaraciones de países que también han sido consultadas regionalmente y con otros países en preocupación, como: Arabia Saudita, Bahréin, Egipto, Emirato Árabes Unidos y Jordania.
Por último, estimadas y estimados lectores, el antisemitismo que juraba no mezclarse en el mismo costal con lo anti-israelí, refrenda su narrativa y actuar en el odio y la violencia. Quien no repudie estos hechos se convierte dentro de la omisión en un patrocinador de la misma, y quien lo haga podrá darse cuenta seguramente de la diferencia que radica entre las bajas de civiles y de militantes de las facciones terroristas (que han utilizado a su misma población como escudos humanos) con un desatinado y absurdo concepto de convertirse en mártir o héroe, y los civiles israelíes (tanto judíos como árabes) que hoy fueron víctimas de los anteriores que estará siempre viva su memoria como un recordatorio de lo que no tiene que volver a pasar.
