Los atentados terroristas en las capitales europeas cobraron factura al turismo en el continente.
Un total de 7.3 millones de visitantes pasaron por el Museo del Louvre de París el año pasado, un 15 por ciento menos que en 2015, una situación que sus responsables atribuyen esencialmente al efecto de los atentados yihadistas en Francia.
En Bruselas, en Bélgica, la tasa de ocupación hotelera cayó a mínimos históricos en 2016 tras los atentados terroristas en la capital comunitaria del 22 de marzo, que dejaron 32 muertos, informó hoy la asociación de hoteles de la ciudad (BHA).
De media, y en la comparativa con 2015, la tasa cayó un 10 por ciento, en el cómputo de lunes a domingo.
En el caso de los fines de semana, las noches más populares entre los turistas, el retroceso fue del 22 por ciento.
La tasa cayó a un 61.8 por ciento en comparación con el 72.5 por ciento de 2015, el nivel más bajo desde 2001.
La caída se produjo además pese a una bajada en los precios de un 1.4 por ciento en relación a 2015.
El Louvre indicó hoy en un comunicado que, si se suman las visitas a las colecciones desplazadas a su centro de Lens, al norte de Francia, en total recibió a cerca de 7.7 millones de personas en 2016.
Sin embargo, precisó que el descenso de la afluencia se debió no sólo a la amenaza terrorista, sino también al cierre preventivo durante cuatro días del museo a comienzos de junio a causa de la subida del nivel del río Sena, precisaron los responsables.
Cerca del 70 por ciento de los visitantes son extranjeros (principalmente procedentes de Estados Unidos, China, Reino Unido, España e Italia), y eso explica el fuerte impacto de la evolución de los turistas foráneos.
El número de franceses, sin embargo, se mantuvo estable con respecto a 2015, en torno a dos millones, y eso pese a que hubo una disminución de los grupos escolares por el endurecimiento de las medidas antiterroristas del plan Vigipirate.
En 2016 visitaron el museo 365 mil estudiantes, en lugar de los 510 mil de 2015.
