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¿Qué pasó con la Minerva?

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Por: Ricardo Alvirde Sucilla,
Consejero Presidente de la Sociedad Histórica, Cultural y Patrimonial de Guadalajara

El domingo 21 de mayo de 2017, luego de que el equipo Chivas de Guadalajara lograra su pase a la final del futbol mexicano, se develó a los tapatíos la ya icónica estatua de la Glorieta Guadalajara, mejor conocida entre los que aquí vivimos como “La Minerva” y por supuesto ya se escuchan diversas voces que por un lado muestran su beneplácito por tener de nuevo a la vista a este monumento y a la vez, en esa diversidad de opiniones, vemos que queda entre los habitantes de esta ciudad una serie de dudas y cuestionamientos que son muy dignos de tomarse en cuenta.

Esta historia comenzó hace casi un año cuando en una entrevista de banqueta, una reportera logró que un funcionario revelara la “noticia bomba”, aseguró que la Minerva estaba a punto de colapsar, que presentaba una fragilidad estructural que ameritaba que el monumento fuese retirado de su pedestal, trasladado al Centro de la Amistad Internacional en donde se montaría un taller provisional para su restauración y posteriormente ser trasladada de nuevo a su ubicación original; incluso se mencionó que hasta se buscaría que el Discovery Channel hiciera un programa especial sobre éste suceso. Se mencionó además que ya se contaba con una partida de ocho millones de pesos para los trabajos y que la mayor parte del gasto obedecía a lo complicado que resultaba la logística del desmontaje y traslado de la efigie y que el costo de la restauración no sobrepasaba los ochocientos mil pesos.

Ante lo absurda que parecía esta declaración, un grupo de ciudadanos entre los que me cuento, dirigimos un oficio a la Presidencia Municipal de Guadalajara en el que solicitamos nos fueran respondidas algunas dudas que teníamos al respecto y en el que solicitamos que se suspendiera cualquier trabajo en ese monumento, hasta que se diera satisfacción plena a nuestros cuestionamientos. Toda vez que dichos trabajos pretendían ser realizados sin respetar el debido proceso que marca el propio Reglamento Municipal de Obra Pública y otras disposiciones en materia técnica. Sin embargo, el documento en cuestión no obtuvo respuesta y es cuando acudimos a hacerlo del conocimiento de la opinión pública a través de diversos medios y un gran número de ciudadanos hicieron propios nuestros reclamos y se generó una presión popular para que la autoridad municipal respondiera a estas interrogantes.

Al recibir la respuesta a nuestro escrito, se señalaba en él una serie de cuestiones que de inmediato serían desmentidas por autoridades superiores y diversos especialistas; en pocas palabras, las cosas no estaban haciéndose de manera correcta ni adecuada.

Entre nuestras demandas resaltaban tres puntos importantes: Primero, que no se trasladara la efigie fuera de su ubicación original pues esto pudiera haber arriesgado la integridad de la misma. Segundo, que se nos garantizara que antes de iniciar los trabajos de restauración, se hicieran los debidos trabajos de diagnóstico a cargo de especialistas comprobados en la materia y, por último: que se transparentara el proceso de adjudicación de la obra y los montos a ejercer.

Ante la efervescencia generada en la opinión pública, apareció el Jefe de Gabinete del gobierno municipal para anunciar que la Minerva no sería trasladada y que daban inicio los estudios de diagnóstico que realizarían diversos especialistas. Teníamos ya, dos de tres reclamos resueltos a satisfacción; hace falta aún que la autoridad municipal aclare con toda transparencia que los procesos a través de los cuales se adjudicaron los trabajos, cumplan plenamente con los requisitos que la Ley establece y que se informe puntualmente a la ciudadanía, acerca del costo real de los mismos pues, toda vez que se suprimió el traslado de la estatua y habiéndose informado que gran parte del gasto obedecía a este concepto, pues debe existir una sensible reducción al monto ejercido en el bronce urbano que todos conocemos como la Minerva. Esto propició que los ciudadanos que habíamos presentado el escrito al Ayuntamiento, nos reservásemos el derecho de acudir a la Justicia Federal y no solicitamos la suspensión provisional a través del Amparo, pues no queríamos que la opinión pública llegase a pensar que nuestro afán era entorpecer la restauración per se y se enrareciese el tema con criterios políticos que nada tienen que ver en este asunto.

Es importante destacar que, al anunciarse en junio de 2016 la urgencia de dicha restauración, el Ayuntamiento a través de sus funcionarios declararon públicamente que la obra estaría concluida en noviembre de ese mismo año. Sin embargo, es obvio que hubo una dilación que se deberá aclarar por parte del contratista y el propio Ayuntamiento; se deberá informar la o las causas que generaron dicho retraso en la entrega de la obra y las sanciones que procederían en este caso; se deberá entonces, hacer público el contrato que se celebró con el contratista y se deberá publicar el obligado proyecto ejecutivo, incluyendo el Catálogo de Conceptos del mismo a fin de transparentar el uso adecuado de los recursos públicos ejercidos.

Al final de cuentas, sí hubo un programa especial del Discovery Channel pero estuvo enfocado a otro tema controversial: Las Calandrias motorizadas; pero ese es tema que ya abordaremos más adelante.

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