A tiempo para aprovechar el tirón de la SuperBowl, Nueva York ha dado luz verde al polémico negocio de las apuestas deportivas ‘online’, a las que ofrece el mercado más grande de Estados Unidos con la esperanza de aportar hasta 500 millones de dólares al año en unas arcas estatales drenadas por la pandemia.
El «Empire State», con casi 20 millones de residentes, se coloca a la delantera de una veintena de estados en los que es legal apostar desde el móvil quién ganará el partido de la noche, por delante de su vecina Nueva Jersey, a donde cruzaban muchos neoyorquinos desde que se convirtió en la pionera en 2018.