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Nos llevó el tren

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Por: Arq. Carlos Enrique Martínez Gutiérrez 

Sucedió lo que se había previsto desde hace varios años y lconfirma la SCT, no hay dinero para la terminación de la línea 3 del tren ligero de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) y menos para las adecuaciones, entornos e integración urbana de esta línea a la ciudad.

Quedarán pendientes los entornos de las estaciones, plazoletas o cualquier obra necesaria para sus accesos, las áreas para desplazarse con seguridad, los espacios para transferencias de usuarios, los espacios públicos, los cruceros seguros, la restitución de pavimentos en calles impactadas por las rutas de desvió, los daños causados en viviendas y en los inmuebles con valor histórico o artístico, entre otras necesarias e importantes obras complementarias o las reparaciones de los daños causados a la ciudad durante el período de la interminable ejecución de la obra que se ha convertido en un dolor de cabeza para propios y extraños.

Los funcionarios de la de la anterior administración lo supieron en su momento cuando con bombos y platillos anunciaron la construcción de la línea tres, y que en su momento se les hizo ver que la línea elevada no era la decisión más adecuada en términos de ciudad, fue un gran error de concepto, una línea que debió ser subterránea se impuso elevada por decisión del Gobierno Federal bajo el pretexto del costo, que hoy vemos que ese no era el motivorebasado quedó el costo original de 17 mil 500 millones de pesos, donde hoy ronda en los 30 mil millones y peor aún los millones que faltan para resarcir todo el daño causado y las obras complementarias y necesarias para integrarla a la ciudad.

En su momento se dijo que la obra en la etapa de construcción causaría una serie de daños entre otros económicos, la ruptura del tejido social, inseguridad, contaminación ambiental entre otros muchos aspectos, pero lo más grave vendríapor los impactos que iba a causar, además por la cantidad de obras complementarias requeridas para medio integrarla a la ciudad y de las cuales no se tenía previsto. Si no se tenían los proyectos ejecutivos de la línea mucho menos los proyectos y presupuesto de los entornos o integración a la ciudad, demostrando una falta total de planeación y sentido común por los tomadores de decisiones de los tres niveles de gobierno.

Siempre hemos objetado que la SCT, dependencia encargada de la obra, no tenía ni tiene la capacidad técnica, administrativa y menos la experiencia para la construcción de obras dentro de la ciudad, los ingenieros especialistas en caminos están acostumbrados a tumbar cerros, por supuesto que el resultado iba a ser predecible, tumbar la ciudad, muchos ejemplos y variados los hemos vivido en estos años, que van desde afectaciones económicas, daños a vialidades de la ruta y calles aledañas, afectaciones a monumentos y sitios históricos, a viviendas, a infraestructura básica, llegando al absurdo de tumbar un puente peatonal patrimonio artístico e Icono de la ciudad porque no pasaba una grúa y todo con la complacencia del gobierno del Estado y los municipios que cruza la famosa línea tres.

Hace más de 5 años diferentes organismos técnicos de la sociedad propusieron una serie de medidas e hicieron propuestas para mitigar los impactos, así como soluciones para la integración urbana, estas propuestas también fueron desoídas con el pretexto de falta de dinero.

Esta obra que cruza el corazón mismo de la segunda ciudad del país, con un alto grado de complejidad técnica y social, requería proyectos ejecutivos detallados, estudios técnicos adecuados y de una serie de técnicos especialistas en diferentes disciplinas para desarrollarla, y lo que se obtuvo por parte de las diferentes dependencias federales, estatales y municipales que la coordinaran y tomaran decisiones una serie de políticos, abogados y uno que otro activista urbano, el resultado se podía esperar de esa irresponsabilidad, por supuesto pésima o nula planeación, afectaciones de todo tipo, un tiradero, una ciudad semidestruidauna obra abandonada y una larga lista de faltantes, en suma un gran problema a resolver por los gobiernos actuales.

La cultura política y la experiencia nos dicen que en cada cambio de gobierno se descubre el país, el estado o el municipio, lo anterior no cuenta ni existe, lo que vale es a partir del nuevo gobierno. Es preocupante que esta cultura se aplique a esta obra, afortunadamente el gobierno del Estado y los gobiernos municipales están conscientes de la problemática, no tengo muy claro si el gobierno federal tiene la voluntad política para resolver el problema, la señales que ha dado no son muy halagüeñas, un presupuesto para pagar deudas contraídas y cero presupuesto para cumplir con su compromiso como gobierno federal responsable directo de la obra y sus afectaciones.

Aun así, el gobierno del estado y los municipios no están exentos de su responsabilidad, deberán redireccionar sus prioridades y más aun sus presupuestos, destinar recursos de todo tipo para cumplir también con los compromisos como autoridades locales, al final lo que requerimos como ciudadanos es que los gobiernos cumplan con su responsabilidad y solucionen los problemas que ellos mismos ocasionaron, aunque hayan sido en otras administraciones, en esto no vale borrón y cuenta nueva, no queremos más elefantes blancos y menos con recursos públicos.

Esta amarga experiencia deja como lección el cómo no se deben de hacer las cosas, hoy que se plantea una nueva línea de tren ligero, un peribus y una serie de obras importantes para la ciudad y el estado, sería un error garrafal caer en los mismos vicios y errores que cometió el gobierno federal con la línea tres, obras manejadas por políticos, abogados activistas, obras sujetas a los períodos electoralesproyectos y obras manejadas por dependencias improvisadas o sin experiencia peor aún, sin los técnicos especialistas debidamente avalados por la ley, obras sin planeación integral, sin los estudios respectivos, sin proyectos ejecutivos, constructores sin experiencia o importados de otras latitudes, obras sin validaciones técnicas y sociales y un largo etcétera, etcétera, etcétera.

Lamentable sería que dentro de seis años estemos hablando de los mismos temas, pero de diferentes obras, al final la decisión la tienen los gobiernos, entre ser omisos y hacer más de lo mismo o empezar a hacer las cosas diferentes, donde la ciudadanía se los reconozca.

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