La segunda visita a Estados Unidos de la canciller federal de Alemania, Ángela Merkel, para entrevistarse con el presidente Donald Trump, transcurrió en una atmósfera más cordial que su primer encuentro, pero sin logros sustanciales.
Merkel estuvo el viernes en Washington, de visita oficial, y se reunió durante tres horas con Trump, en un mejor ambiente que hace un año durante la primera entrevista bilateral.
Analistas alemanes consideraron que ello se debe, en parte, a que Merkel entendió que se puede lograr más de Trump con una posición de mayor empatía, de mayor cercanía con su forma de ser.
La visita de 2017 transcurrió en forma casi catastrófica con un Trump ausente e incluso poco educado. Corrió mucha tinta sobre la aparente negativa del presidente estadunidense de estrechar la mano a la canciller federal alemana, sin embargo, Merkel no trajo tampoco en esta ocasión a Berlín logros en el portafolio.
Esta vez, Trump calificó a Merkel de ser una mujer fuera de lo común, mientras que la política democristiana reconoció que el acercamiento actual entre Corea del Norte y Corea del Sur se debe en gran parte al presidente estadunidense.
Sin embargo, la amenaza de una guerra comercial desatada por Estados Unidos sigue pendiendo en el aire. Trump tomará decisiones importantes en los próximos días.
El primero de mayo próximo, el gobierno estadunidense dará una respuesta a la petición de la Unión Europea (UE) de exentar de aranceles de castigo al acero y al aluminio del bloque europeo.
Para el 12 de mayo, Trump decidirá si la UE recibe más tiempo para mejorar al acuerdo nuclear con Irán, con el fin de complementarlo con acuerdos adicionales, o si por el contrario, el gobierno de Estados Unidos rompe con el acuerdo.
Aquel que esperaba que la visita del presidente francés Emmanuel Macron y la de Merkel a Estados Unidos iban a arrojar claridad sobre esas decisiones, se equivocó. Al término de las dos visitas oficiales, no hubo nada que indicara que Trump había flexibilizado un poco sus posiciones.
En los medios de prensa más importantes de Alemania se planteó la interrogante que de qué ha valido la pena que Merkel fuera a Washington. La respuesta fue que sí fue importante que Merkel y Macron viajaran uno después del otro para entrevistarse con Trump con el fin de abogar y explicar las posiciones de la UE.
La visita de Macron a Washington fue vista como un éxito en el que quedó de manifiesto que el presidente de Francia es en estos momentos la figura política europea que más cercanía ha logrado con Trump, aunque no hay certeza de que eso sirva de algo para entender temas cruciales como el acuerdo nuclear con Irán y los aranceles de castigo a la UE.
Si se parte de la base de las últimas declaraciones que hizo en Bruselas el nuevo secretario de Estado estadunidense, Mike Pompeo, se puede dar casi por hecho que Estados Unidos se retirará del acuerdo nuclear con Irán.
Respecto a los aranceles de castigo, hay alguna esperanza de que todavía se pueda impedir una guerra comercial.
Merkel se acercó a los planteamientos de Trump en dos puntos importantes.
Reconoció que Alemania tiene que pagar más en el marco de la Organización del Tratado de la Alianza Atlántica (OTAN) para la defensa militar, ya que es una potencia económica. No puede seguir escudándose detrás de las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial.
El otro punto que critica Trump a Alemania es que el país europeo tiene un enorme superávit comercial, que afecta a otras naciones. Merkel reconoció la existencia de ese desequilibrio.
Pero, en realidad fue la canciller federal alemana quien registró una cierta comprensión con dos de los principales puntos de crítica que hace Trump a Alemania.
Guste o no, Trump fue elegido por la agenda que presentó a sus votantes y la está cumpliendo, algo que va a continuar adelante porque el político republicano todavía pasará un tiempo en el poder. Y Estados Unidos es el principal socio de Europa en la alianza trasatlántica.
