Inicio ESTILO DE VIDA Mark Twain, el conejillo de indias de Tesla

Mark Twain, el conejillo de indias de Tesla

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La amistad entre Nikola Tesla y Mark Twain surgió de su mutua admiración. Ambos se conocieron en el Player’s Club de Manhattan y se reunieron y cartearon durante el resto de sus vidas.

En las visitas al laboratorio de Tesla, Twain y otros compañeros de tertulia se sometían a numerosos experimentos.

En un experimento con un oscilador de alta frecuencia del excéntrico Tesla, el inventor invitó a un amigo, el genial escritor Mark Twain, a participar directamente en la experiencia.

Los problemas digestivos de Twain eran conocidos y durante el experimento Tesla lo colocó sobre una plataforma que, tras sus violentos movimientos, hizo salir corriendo a Twain directo al baño. Su infinita curiosidad le había convertido en una víctima de los efectos laxantes de las vibraciones.

En aquella sesión experimental el brillante escritor estuvo más tiempo del indicado probando un oscilador mecánico que producía corriente alterna.

El funcionamiento del oscilador consistía en un pistón fijado debajo de una plataforma que, al activarse, provocaba unas sacudidas tan violentas, que alimentaron el rumor de que Tesla tenía una “máquina de terremotos” que hacía mover el edificio donde tenía su laboratorio. Tesla se encontraba en medio de una batalla con Edison –que los periódicos denominaron “la guerra de las corrientes”– para determinar qué sistema se convertiría en la tecnología dominante y parece que todo valía para conseguirlo.

Nikola Tesla es, sin duda, uno de los genios de la humanidad más enigmáticos, alguien cuya obra y personalidad se encuentran envueltas en leyendas e historias que lo mismo pintan su excentricidad que un raro altruismo por todo el género humano. Su celibato y vegetarianismo llaman tanto la atención como su proyecto malogrado (u obstaculizado, según algunos) de establecer un sistema que proveyera energía eléctrica gratuita a todo el mundo.

La primera década del siglo XX vio pocas visitas al laboratorio, pero atestiguó que el científico y el escritor serían inseparables: rayo y trueno. La muerte de Twain en 1910 afectó mucho a Tesla.

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