Los humanos tienen los colmillos masculinos más pequeños de todos los antropoides y sin grandes diferencias con los femeninos. Una característica que se produjo al inicio de la evolución humana y pudo estar relacionada con una disminución de la agresividad.
Desde que Darwin centrara su estudio en esta particularidad de nuestra especie, los investigadores han estado preguntándose el cómo y el porqué de esta evolución.