El Papa León XIV, en una meditación dirigida a los obispos durante un acto en la Basílica de San Pedro con motivo de su Jubileo, subrayó la importancia de que los líderes de la Iglesia sean firmes y respetuosos de las normativas en la atención a casos de abusos, particularmente contra menores.
El pontífice instó a los obispos a actuar con decisión ante situaciones que puedan generar escándalo, haciendo énfasis en la necesidad de seguir las disposiciones vigentes para afrontar los casos de abuso. Además, resaltó la importancia de mantener un estilo de liderazgo sencillo, sobrio y generoso, adecuado a las condiciones de sus comunidades, y de acercarse a los problemas reales de la gente.
León XIV, quien posee doble nacionalidad estadounidense y peruana, destacó que el obispo es la figura visible de unidad en la Iglesia particular que le ha sido confiada. En ese sentido, llamó a los prelados a ser hombres de esperanza, especialmente cuando el camino del pueblo se vuelve más difícil, no solo con palabras, sino con acciones cercanas y concretas.
El Papa también abordó la necesidad de que los obispos sean sensibles a las cargas de las familias, a las decepciones de los jóvenes y al sentimiento de abandono de los ancianos y personas con discapacidades, promoviendo comunidades que vivan el Evangelio con sencillez y generosidad.
Entre las virtudes que consideró indispensables para los obispos, se encuentran la prudencia pastoral, la pobreza, la continencia en el celibato y las virtudes humanas. La prudencia, en particular, permite guiar a la comunidad valorando sus tradiciones y promoviendo nuevos caminos.
Asimismo, resaltó que un buen pastor debe ser una figura cercana a los pobres, sin favoritismos ni apego a las riquezas, y poseer cualidades como lealtad, sinceridad, apertura de mente y corazón, paciencia, sensibilidad y capacidad de diálogo. Finalmente, enfatizó la importancia del dominio de uno mismo y la disponibilidad al servicio como pilares del liderazgo episcopal.
Con estas palabras, León XIV reafirmó el compromiso de la Iglesia con la protección de los más vulnerables y la necesidad de que los obispos actúen con firmeza y fidelidad a las normas en la persecución de la justicia y la verdad.
