La canciller federal de Alemania, Ángela Merkel, advirtió hoy ante el Parlamento en Berlín que la política de asilo se puede convertir en una cuestión que defina el destino de la Unión Europea (UE).
La jefa del gobierno alemán pronunció este jueves la declaración de gobierno sobre las posiciones que llevará a la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la UE que inicia este jueves en Bruselas, y que concluirá mañana viernes.
Horst Seehofer, presidente del partido Unión Social Cristiana de Baviera (CSU) y ministro del Interior, brilló por su ausencia en esa cita parlamentaria a pesar de que es el principal detractor de la política de asilo de Merkel.
A preguntas de la prensa, sus portavoces dijeron que estaba ocupado en el ministerio.
Seehofer incluso ha amenazado con pasar por alto a la canciller federal y aplicar medidas contra inmigrantes en las fronteras de Alemania.
La canciller alemana defiende la necesidad de consensuar con los países de la UE la política migratoria y no actuar en forma unilateral y regresarles refugiados sin que medie un acuerdo.
Un paso así puede provocar la ruptura de la coalición de gobierno alemana y empujar a nuevas elecciones. Los institutos de sondeo electoral coinciden en que nuevos comicios solo favorecerán al partido populista de extrema derecha AfD (Alternativa por Alemania), que ya es la tercera fuerza política del país.
El político bávaro, por su parte, quiere tomar medidas que no han sido negociadas con los países de la Unión Europea para regresarles a los refugiados que se hayan registrado primero en otro país de la Unión.
El principal afectado sería Italia, que es uno de los países de entrada para los refugiados procedentes de África y de Medio Oriente. Italia ya se negó a aceptar la medida de hacerse cargo de los refugiados devueltos. Es lo que ahora se denomina en Europa la «migración secundaria».
Merkel resaltó que los refugiados no pueden escoger en que país de la Unión Europea quieren solicitar asilo, sino que quedan registados en el país de entrada y después se revisa su caso y se les da un veredicto.
La canciller federal declaró este jueves en el parlamento que es probable que no se alcance un acuerdo europeo en la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la UE, que inicia este jueves.
Puso de relieve que de las siete líneas centrales que requieren del consenso de los 28 Estados miembros de la UE sobre la política de asilo, cinco cuentan con apoyo unánime pero en dos hay desacuerdos de fondo.
Merkel detalló que una de esas líneas centrales en las que no hay acuerdo es la distribución equitativa de las masas de refugiados en Europa. Hay países de la Unión que se niegan incluso a recibir refugiados.
La otra línea maestra que provoca desacuerdos es la estandarización en la Unión Europea (UE) para la gestión de las solicitudes de asilo.
En vista de los desacuerdos, la jefa del gobierno alemán dijo que propone la concertación de tratados bilaterales y trilaterales entre los países europeos que si coinciden en las dos líneas maestras que faltan por consensuar con los demás.
Como principal ejemplo de esos acuerdos, Merkel destacó el que hay con Turquía, que recibe cuantiosos fondos financieros de Europa para dar albergue a tres millones de refugiados sirios, a los que impidió viajar a la Unión Europea.
Propuso crear incentivos en los países africanos, tales como empleo, visas de trabajo y becas, para que las personas se queden en sus lugares de origen y no se vean compelidas a llevar a cabo el riesgoso viaje en barcas mal equipadas de enganchadores para cruzar el Mediterráneo.
El principal partido alemán de oposición, el populista de extrema derecha Alternativa por Alemania, demandó este jueves ante el Bundestag que se cierren las fronteras a los refugiados y no se les permita entrar.
Agregó que esas personas deben recibir ayuda en su región de origen y que para eso están los fondos europeos de ayuda.
El presidente de ese partido y legislador en el Bundestag, Alexander Gauland, demandó a Merkel que «deje de importar problemas sin fin a nuestro país, estamos en contra».
Gauland fue el primer orador después de la declaración de gobierno de la canciller federal, porque su partido es el principal de oposición.
El presidente de otro partido opositor más pequeño, Christian Lindner, del FDP (Partido Liberal), criticó durante su turno en el Bundestag a la CSU de Baviera porque la actitud que asumió sobre los refugiados ha hecho «tanto a Merkel como a Alemania, chantajeables frente a Europa».