Por: Juan Carlos Hernández
Una vez más se pone un tema polémico en la palestra de la opinión pública derivado de la extraña idea de hacer nuevas versiones de los contenidos en los libros de texto para primarias y secundarias públicas de este país y en los cuales sin pasar por los filtros adecuados, con personas profesionales en materia de pedagogía para su revisión, así, sin más, se imprimen para su respectiva distribusión.
Pues mire usted que como en todo en la vida no hay casualidades sino causalidades, pues no son ocurrencias meramente sino que es claro que es planeado; ir a la profundidad del tema en verdad que es algo serio.
Las perspectivas del análisis sobre varias preguntas que se estilan «suavecitas» para un alumnado sin edad, sin capacidad de razonamiento en alto nivel y que por lo tanto se prevé no se entienda sino solo se acepte lo que ahí se lea en uno y otro tema, quizá eso sea lo que por lógica se entiende como ideoligizar, meter ideas pues, que algo quedará.
Muchas voces se han levantado y no precisamente a favor de esos contenidos, entonces algo está mal elaborado. Pues mire que ni siquiera van acordé a la historia de México, están hechos los libros para no entender o reflexionar a profundidad, pues no se aplica una metrología pedagógica profesional. Qué causalidad verdad….
Los errores salen a la vista desde que no se consulta a las instancias educativas, a su personal profesional docente, quienes son los verdaderos expertos en el tema educativo.
¿Otra casualidad? No lo crea. Adoctrinamiento, sí eso sí lo crea.
Al final, mientras los responsables de la educación pública en este país se esperan a la resolución legal que dé para adelante o para atrás a esta “gran idea» aquí en Jalisco, el gobernador ha declarado que hay otros libros complementarios, mientras no se usen ( ojalá que no) los nuevos textos polémicos y por demás equívocos en sus contenidos.
Estemos atentos pues la educación lo es todo en un país como el nuestro: más controvertido y vapuleado como el que más. Los profesores, maestras, temarios y libros, deben ser y estar al mejor servicio de la educación. Apartemos la discordia y que venga la concordia. Sea pues.
