Por: José Alfredo Ceja Rodríguez
Académico Universidad Panamericana
@alfredocejar
Durante la pandemia uno de los principales problemas que se generaron fue la crisis económica y lamentablemente, la economía mexicana no se encontraba de la mejor manera al iniciar los contagios. Venía ya de un decrecimiento en 2019 y se dio inicio a la crisis que generó otro decrecimiento del -8.5% en la economía.
Tal vez si vemos los números así no dimensionamos las consecuencias sociales, pero cada punto porcentual de decrecimiento significa millones de empleos perdidos, miles de empresas cerradas y millones de personas viviendo en pobreza y pobreza extrema y en México tardaremos algunos años para que la economía por lo menos recupere el nivel que tenía en 2018.
En el discurso puede sonar muy bien que el combate a la corrupción y una mejor distribución de recursos a través de programas sociales, pueden acabar con la pobreza, pero en México la realidad es otra y nos damos cuenta que ni el combate a la corrupción, ni los programas sociales están disminuyendo el número de personas que viven en pobreza y pobreza extrema.
Sin duda, la pandemia agudizó las condiciones económicas que se viven en el país y el gran reto para el gobierno federal es qué hará para salir de la crisis, porque los números negativos ya no están en el PIB, ya se trasladaron a 1 millón de empresas cerradas, a millones de personas que perdieron su empleo y eso genera que millones de personas pasen a vivir en condiciones de pobreza y pobreza extrema, veamos algunos datos.
Según el Informe Especial COVID-19 No.5 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la tasa de crecimiento de la población en pobreza extrema aumentará 6.3% en México al cierre del 2021, pasando del 11.1% de la población al 17.4%, siendo la mayor expectativa para países latinoamericanos, seguramente este dato no le gustará al Gobierno Federal, pero será consecuencia de la falta de una política económica adecuada.
Confundir la política social con la política económica y pensar que repartir dinero por medio de programas sociales hará que la economía se recupere es un error, sin duda los programas sociales pueden ser complementarios a una adecuada política económica, pero regalar dinero no puede convertirse en el motor del desarrollo económico.
Si ese fuera el caso, México no sería hoy el 3er. país en América Latina con un mayor crecimiento de la pobreza según la CEPAL, ya que pasaremos del 41.9% al 49.5% de la población viviendo en condiciones de pobreza, es decir, la mitad de la población del país.
Si sumamos el porcentaje de la población que vive en pobreza y en pobreza extrema este 2021 llegaremos del 53% al 66.9% de la población, una cifra realmente alarmante, porque repartiendo dinero no se podrá hacer mucho, se deben generar empleos, apoyar a emprendedores, apoyar a las empresas para que los trabajadores tengan mejores condiciones y mejores salarios, que eso se convierta en dinero que puedan gastar y activar poco a poco la economía, pero con personas trabajando.
Ese incremento de la población viviendo en pobreza y pobreza extrema coincide con las lamentables declaraciones del Presidente de la República sobre la clase media del país, esperemos que no se generalice y no se busque acabar con la clase media y que, a pesar de que la CEPAL tenga otros datos, el Gobierno Federal no descalifique a la Comisión perteneciente a la ONU, como es costumbre cuando los datos no son positivos para el país.
