Una corte federal detuvo provisionalmente la última medida del gobierno de Donald Trump que buscaba impedir la matrícula de estudiantes internacionales en Harvard, en medio de una escalada en la disputa entre el expresidente y una de las instituciones académicas más prestigiosas de Estados Unidos.
La orden, emitida por la Casa Blanca el miércoles pasado, pretendía prohibir la entrada al país a la mayoría de los nuevos alumnos extranjeros de Harvard y advertía que los estudiantes ya inscritos podrían perder sus visas. La medida alegaba que la conducta de Harvard había convertido a la universidad en un entorno inadecuado para estudiantes e investigadores foráneos, en un intento de justificar la restricción.
La universidad respondió rápidamente, presentando una denuncia ante un tribunal federal en la que calificó la orden como parte de una serie de intentos de la administración de separar a Harvard de sus estudiantes internacionales. Harvard argumentó que la medida formaba parte de una campaña de represalias, en respuesta al ejercicio de derechos constitucionales y a su autonomía académica, particularmente en materia de gobernanza y contenidos académicos.
Este jueves, la jueza Allison Burroughs dictaminó que la orden del gobierno no podía aplicarse mientras se resolvía la demanda. La magistrada sostuvo que Harvard demostraba un riesgo de daño inmediato e irreparable sin una suspensión temporal, ante la posibilidad de que la universidad sufriera perjuicios antes de que el tribunal pudiera escuchar todas las partes involucradas. Este fallo repite una decisión previa en la que la misma jueza bloqueó un intento anterior de Trump de limitar la entrada de estudiantes internacionales en Harvard.
La medida forma parte de una estrategia más amplia del gobierno de Trump contra las universidades de elite, a las que acusa de promover el antisemitismo y de implementar políticas de diversidad e inclusión que, según su perspectiva, amenazan los intereses nacionales. Harvard, en particular, ha sido blanco de críticas y acciones del gobierno, que ha congelado en torno a 3.200 millones de dólares en fondos federales y ha amenazado con revocar beneficios fiscales y otras ayudas financieras.
El veto afecta principalmente a los nuevos estudiantes internacionales, quienes representan aproximadamente el 27% del total matriculado en Harvard para el ciclo académico 2024-2025. Aunque los estudiantes actuales aún no saben si podrán continuar sus estudios tras las vacaciones de verano, la incertidumbre genera preocupación en la comunidad académica y estudiantil.
Harvard ha denunciado que la verdadera motivación de la administración es una venganza política, y que la medida no responde a un interés público legítimo, sino que busca castigar a la universidad por su postura autónoma y sus posiciones en temas de política y derechos civiles. La universidad también ha señalado que, si bien el presidente tiene la autoridad para restringir la entrada de ciertos grupos en casos de interés nacional, en esta ocasión, la acción no cumple con esos requisitos.
Estudiantes y académicos afectados expresaron su preocupación por las posibles repercusiones de esta medida, que podría alterar la continuidad de sus estudios y su presencia en Estados Unidos. Algunos, como un estudiante indio de la Harvard Kennedy School, manifestaron que la situación hace prever un verano difícil y una incertidumbre prolongada.
Desde que asumió el cargo, Trump ha centrado su atención en el mundo académico, atacando a universidades de élite y acusándolas de sesgo liberal, además de amenazar con retirar apoyos y acreditaciones. La lucha por el control y la influencia en las instituciones educativas continúa siendo uno de los aspectos más polémicos de su política.
Con información de DW.