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Escombros en mi mente – “Me van a matar”, predijo Rayas

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Por: Rodolfo Chávez Calderón

Crítico, como era mi costumbre en la columna “Lo que otros callan”, de la hoy desaparecida Prensa Jalisco, había mencionado dudas sobre el trabajo que realizaba el coordinador de la División de Homicidios de la entonces Procuraduría de Justicia de Jalisco Carlos Alberto Rayas Rodríguez y tras de un par de publicaciones, recibí una llamada en la redacción del periódico… era Carlos Alberto Rayas, jefe de la división de homicidios, quien pidió la oportunidad de otorgar su versión.

A eso de las nueve de la noche nos reunimos él y quien esto escribe. Refirió la situación complicada y peligrosa que ya desde entonces se vivía en esa institución que pareciera cimentada en corrupción e impunidad. El Investigador me aclaró que cada paso que daba como policía, lo hundía más, porque la delincuencia parecía cobrar más fuerza cada día. Hasta ese momento, como columnista, yo había tenido la convicción de que el Procurador en turno, nominalmente el último por cierto, de la historia de Jalisco, Tomás Coronado Olmos, había entorpecido el trabajo de Rayas, sin embargo éste me comentó todo lo contrario, me hizo saber que él y Coronado estaban prácticamente solos en la institución y que alrededor de ellos, salvo algunos pocos nombres, no podían confiarse, porque había fugas de información, infiltración y todo tipo de acciones que no tenían nada que ver con las funciones propias, jurisdiccionales, de la Procuraduría.

Eran los últimos días del mes de mayo de ese 2009, Carlos Alberto Rayas terminó la conversación con la afirmación de que su vida corría grave riesgo, incluso “me van a matar”, manifestó con tono grave. Siguió un apretón de manos y el consabido “cuídese comandante”.

Apenas cinco días después, el viernes 3 de abril a eso de las 8:30 de la mañana, cuando el Comandante se dirigía a la Calle 14, había salido de su casa y transitaba por el Periférico Poniente, en su cruce con la Carretera a Tesistán. Se le emparejó una moto tripulada por dos hombres, uno de los cuales disparó en repetidas ocasiones contra el Investigador, a quien privó así de la vida.

Aunque huyeron los motociclistas, poco más adelante fueron perseguidos por la Policía Municipal, de modo que derraparon y fueron atrapados. Uno de ellos se identificó de primera instancia como Héctor René Valdivia Cabrera, pero en realidad se llama Luis Augusto Manrique Hernández, así como Moisés Javier Ríos Mejía iba a cargo de la conducción de la moto Yamaha utilizada para cometer el crimen.

Por las declaraciones de los detenidos, quedó claro que los mandó Ramiro Pozos González, «El Molca», cabecilla del grupo La Resistencia, emanado del Cártel del Milenio, conocido también como Cartel de Los Valencia.

Sobrevinieron los operativos por parte de la Procuraduría, hubo más detenciones, algunas de las cuales concluyeron meses después e incluso años, con sentencias hasta de 50 años de prisión a los autores materiales, pero los intelectuales, como siempre, impunes.

Carlos Alberto Rayas era un hombre decente, obsesionado con el cumplimiento del deber, lo que lo llevó a la muerte.

Al día siguiente de la entrevista, publiqué en mi columna algunos conceptos de los que Rayas me comentó, sin mencionarlo, sobre los aspectos que se vivían dentro de la Procuraduría, y una vez fallecido, no tuve más que hacer público todo lo que me comentó, por desgracia no había más que hacer para un periodista.

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