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El “tesoro con alas” del Presidente

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Por: Abril Alcalá Padilla

Diputada Federal

Hemos estado hablando del aparente “infinito tesoro” que es el avión presidencial más que de ningún otro tema, antes y durante esta administración, porque ha sido una de las herramientas propagandísticas más rentables de Andrés Manuel López Obrador. Con él denunció correctamente la innecesaria opulencia de la Presidencia, pero luego se convirtió en algo así como “el oro de Carranza” con el que se resolverían casi todos nuestros problemas.

Con el dinero de su venta, antes de tomar protesta prometió que se apoyaría a las familias de los miles de desaparecidos; luego, en abril del año pasado, dijo que financiaría proyectos “prioritarios” sin especificar, pero se infirió que se refería al Tren Maya o a Dos Bocas – para los que parece que no encontrar inversionistas temerarios-. El 5 de junio siguiente, luego de la crisis migratoria con EE.UU., tuvo que decir que con el avión pagaría los costos del plan para detener a los migrantes centroamericanos y, sólo 7 días después, que el dinero se destinaría al Plan de Desarrollo Integral de Centroamérica (porque como México es un paraíso de prosperidad, pues tenemos para dar y regalar). En septiembre, durante una gira, dijo que con ese recurso llevaría agua a comunidades rurales en Hidalgo y ahora, ante la crisis del sistema nacional de salud, mientras condiciona 40 mil millones del Fondo de Enfermedades Catastróficas a los estados, ofrece el recurso de la venta del avión para financiar al INSABI.

Sólo que habrá que explicarle al Presidente, como al diputado de Querétaro que creyó que con la venta del avión presidencial se podría pagar la deuda externa y hasta sobraría, que NO ALCANZA. Para resolver problemas reales hay que invertir recursos reales y suficientes, pero si analizamos el Presupuesto de Egresos de la Federación 2019 y 2020, queda en evidencia que eso no lo entiende esta administración.  

Si bien es cierto que el avión presidencial es caro, visto desde la perspectiva nacional no hace una gran diferencia. Obviamente, ya quisiéramos en Jalisco 2,500 millones de pesos (¡no cuesta 3mil!) para empezar el proyecto de saneamiento del Río Santiago; o para estancias infantiles, comedores comunitarios y atención a niños con discapacidad; o para ampliar el Programa Escuelas de Tiempo Completo e invertir en capacitación docente de calidad; o para comprar fumigantes, vacunas, retrovirales y tratamientos para la insuficiencia renal, diabetes y cancer. Sin embargo, como nada de esto es tan “rentable” políticamente para el partido de la mayoría, nos tendremos que “quedar con las ganas”, queridos amigos jaliscienses.

En fin, entre que son peras o son manzanas, mi humilde sugerencia es que evaluemos el tema del avión presidencial en su justa medida, como una brillante “cortina de humo” y un eterno “comodín presupuestal” que sí tiene precio, pues este año nos costó a los mexicanos 30 millones de pesos sin siquiera utilizarlo, más lo que se gasta el Presidente, su gabinete y sus respectivos equipos en transporte aéreo cada semana.

En mi próxima columna les platico lo que hay detrás de la entretenida telenovela del avión presidencial, pero por ahora quiero aclararles unos cuantos datos que parece desconocía el Señor Presidente. Para empezar, la aeronave no se puede vender, ni rifar, ni nada por el estilo porque pertenece a Boeing – la empresa aeroespacial norteamericana más grande del mundo -, a quien se le renta la aeronave desde julio de 2012. En segundo lugar, no se puede rifar porque la Ley General de Bienes Nacionales, en su articulo 132, no contempla la rifa o sorteo como forma de enajenación de algún bien público, así que la Presidencia primero tendría que donarle el avión a la Lotería Nacional para que ésta lo rifara. Ah, pero hay que subrayar que, desde el pasado 14 de enero, se publicó en el Diario Oficial de la Federación la abrogación de la Ley Orgánica de la Lotería Nacional para que ésta se fusionara con Pronósticos para la Asistencia Pública, así que ni siquiera existe el organismo como lo conocíamos y, en cualquier caso, ni la Lotería ni Pronósticos han permitido nunca las rifas en especie.

En otras palabras, básicamente el Presidente amaneció el pasado 7 de febrero con una ocurrencia que declaró ante los medios sin consultar a su equipo o, minuciosamente, calculó una estrategia para distraer nuestra atención de las barbaridades que contenía el borrador que se filtró sobre la reforme al sistema de justicia (sí, el que desaparecía la figura del Amparo, legalizaba las intervenciones telefónicas para prevenir delitos fiscales y electorales y aceptaba las “confesiones” bajo tortura como válidas) y de las terribles consecuencias de la desaparición del Seguro Popular y la pseudo-implementación del INSABI. Sinceramente, no sé cuál de las dos opciones sería la peor. ¿Ustedes qué opinan?

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Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2