Vigentes como siempre, pero dañinos como nunca debido al proceder de muchos de sus militantes. Así podríamos definir a los partidos políticos.
Su actuar se asemeja, en no pocos casos, al imperio de los Hunos, esa tribu que –comandada por Atila- devastaba todo lo que conquistaba.
“Por donde pisa mi caballo, no vuelve a crecer pasto”, decía el propio Atila en alusión a la destrucción que dejaba su ejército en cada sitio que se apropiaba. Craso favor le hizo al pobre de Othar, su equino, cuya única culpa fue pertenecer a tan distinguido personaje.
Pero hoy en día, todos los partidos tienen tantos Othar cuantos militantes llegan a cargos de elección popular.
Y ahora, sus ansias de destrucción se han enfocado claramente en los tan llevados y traídos mecanismos de Participación Ciudadana que pareciera, antes de que algunos sean siquiera legales, se han empecinado por demeritar cuestionando su utilidad o, en su caso, prostituirlos con un uso exagerado y sin sentido.
Y de ello, ningún partido se escapa. Los que se proclaman “ciudadanos libres” promueven esas figuras pero las utilizan para mostrarse como “sensibles” a lo que demandan –o instruyen- sus votantes, aunque después ajusten lo por éstos determinado, conforme los intereses de su grupo de poder.
En tanto, los que defienden la figura de partidos fuertes, endurecen sus posturas, se colocan en posición de guerra y tratan de hacer que caigan en pleno vuelo esos modelos de participación que consideran, atentan contra su soberanía o les roban capacidad de decisión, eso que tanto les gusta.
Unos y otros, vuelven a mostrar que su único interés es continuar con sus conquistas. Seguir ganando terreno, aunque solo sea para –como Atila y los Hunos- dejar mayor caos por donde pisan.
Es tiempo de que esos hombres y mujeres que conforman los partidos políticos, reflexionen sobre la grandiosa oportunidad que tienen enfrente de pasar a la historia como aquellos que permitieron conciliar, sumar, generar desarrollo “codo a codo con los ciudadanos”, así como hasta el momento, les gusta alardear.