Los vacunados en Israel cuentan desde esta semana con un privilegio: el conocido como «pase verde» que les permite más vida que al resto, como acudir a gimnasios, hoteles y piscinas y hoy, por primera vez en meses, disfrutar de algo que parecía muy lejano, un concierto.
«Honestamente el pase verde fue mi principal motivación para vacunarme», confiesa a Efe Rafael, un joven israelí que ha podido volver a su rutina deportiva en un país sin grandes eventos culturales desde hace casi un año, sin restaurantes desde septiembre y despertando de un tercer confinamiento nacional que paró de nuevo la actividad en diciembre.