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El final del Mexican Moment

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A casi un mes de la desaparición de 43 estudiantes en Guerrero, los medios internacionales (puede ver: aquí , aquí , aquí y aquí ) y organizaciones internacionales gubernamentales y no gubernamentales (ONU y HRW) han señalado enormes deficiencias domésticas del gobierno que “mueve” a México. La presión internacional suspende la etapa del reformismo mexicano para enfrentarlo con sí mismo: de las reformas del Siglo XXI y del México Global, al México incapaz de controlar su política doméstica.

Iguala nos muestra el esqueleto del Estado mexicano, fracturado con la necesidad de recuperarse desde lo más radical de sí mismo: sus instituciones. Necesitamos reposo y reflexionar qué hacer con nuestro modelo de federalismo y el Estado de derecho–dos elementos prioritarios para enfrentar los retos actuales.

Si bien Guerrero es históricamente una de las entidades más complejas de gobernar, qué nos hace pensar que el problema institucional termina en una reducción geográfica. La debilidad de nuestros gobiernos municipales y estatales no es novedad­­–es un modelo que requiere ser replanteado desde lo institucional para dar respuestas certeras a los gobernados. Los planteamientos e incentivos de cooperación entre las fuerzas políticas no deben estar reducida a la rentabilidad política, sino en la corresponsabilidad en la falta de atención a este grave problema que sufre nuestro país y sus más de 110 millones de habitantes.

La idea del Mexican Moment es amplia e incluyó la visión de las reformas, pero también algo mucho más importante: la corresponsabilidad que las fuerzas políticas al establecer un acuerdo sobre la idea de un México que requiere de mejores herramientas para enfrentar los retos del Siglo XXI. Las reformas y logros no eran nuevos—muchas de las propuestas triunfantes del 2013 fueron batallas perdidas desde hace más de un lustro. Guerrero es la muestra de la necesidad de recuperar ese Mexican Moment y enfrentar los retos más radicales la realidad de nuestro para que a través de las instituciones podamos salir más fuertes y con una visión del México moderno que queremos, pero no para las portadas, sino para nosotros mismos. Nos lo debemos.

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