Por: Yuri Guzmán
En los últimos años, los scooters o patines eléctricos han emergido como una alternativa de transporte urbano popular, ofreciendo una solución ágil y eficiente para desplazamientos cortos. Su proliferación ha transformado las calles de muchas ciudades, pero también ha suscitado un debate sobre la necesidad de una regulación adecuada que garantice la seguridad de los usuarios y de los peatones. Con todo ello, es importante analizar las estadísticas de accidentes y las lagunas legales que aún persisten en México y particularmente en Jalisco.
Según datos de la Asociación Mexicana de Seguridad Vial, los accidentes relacionados con scooters eléctricos han ido en aumento, con más de 300 incidentes registrados en el país durante el último año. En Jalisco, aunque no existen cifras oficiales que desglosen exclusivamente los accidentes con scooters, se estima que han contribuido a un incremento en el número de lesiones por accidentes viales. Esto plantea un panorama preocupante que exige una respuesta legislativa.
La velocidad permitida para los scooters es otro aspecto que requiere atención. En muchas ciudades del mundo, se ha establecido un límite de 25 km/h para su uso, pero en México, la falta de normativa específica ha llevado a que los usuarios transiten a velocidades mucho mayores, aumentando así el riesgo de accidentes. Además, la pregunta sobre los carriles apropiados para su circulación es un tema álgido. Aunque se ha sugerido que los scooters deben utilizar ciclovías para evitar el contacto con vehículos motorizados, en la práctica, esto no siempre se respeta. Muchos usuarios optan por las aceras, lo que genera conflictos con los peatones y pone en riesgo la seguridad de ambos. Y en Guadalajara, se ha planteado que después de cierta velocidad tampoco puedan usar las ciclovías, sino el arroyo vehicular, lo que de cualquier forma trae algunos riesgos por la convivencia con los automóviles.
La legislación actual en México es insuficiente. En muchas ciudades, los scooters eléctricos operan en un vacío legal que no contempla sanciones claras por infracciones. Esto incluye el uso indebido de la vía pública, el tránsito sin casco, o la conducción bajo efectos de alcohol. Sin sanciones adecuadas, los usuarios pueden sentirse incentivados a ignorar las normas de seguridad, lo que exacerba el problema. Las faltas más comunes que deberían ser sancionadas incluyen el exceso de velocidad, el uso de la acera como vía de tránsito y la falta de equipo de seguridad como cascos y luces.
Algunos países europeos, como Alemania y Francia, han tomado medidas drásticas, prohibiendo su uso en determinadas áreas o incluso en su totalidad debido a la creciente cantidad de accidentes. Esta tendencia debería servir como un llamado de atención para las autoridades mexicanas. La regulación y legislación sobre el uso de scooters eléctricos no solo es necesaria, sino urgente.
Tal cual, urge que se establezcan marcos normativos que regulen su uso, definan claramente las sanciones por infracciones y determinen las vías adecuadas para su circulación. Solo así se podrá fomentar un uso responsable y seguro de este medio de transporte, que, aunque moderno y atractivo, puede ser peligroso sin las debidas precauciones y regulaciones. La movilidad urbana en México puede beneficiarse de esta innovación, pero solo si se aborda con la seriedad y el enfoque que merece.