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El Fantasma de los Aranceles

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Por Yuri Guzmán

Aunque la medida quedó congelada al menos por un mes, según los acuerdos de este lunes, el susto que provocó el anuncio del presidente de Estados Unidos de aplicar inmediatamente aranceles de 25 por ciento a todas las importaciones mexicanas, canadienses y chinas, fue importante en nuestro país.

Y no es para menos, más que un fantasma, los aranceles son impuestos que los gobiernos aplican a los bienes importados, y su propósito principal es proteger la industria nacional, al hacer que los productos extranjeros sean más caros en el mercado local. Y el tener que pagar más, a todo mundo le da miedo.

Cuando un país, como Estados Unidos, impone un arancel del 25% sobre productos mexicanos, las repercusiones pueden ser significativas, tanto para la economía mexicana como para los consumidores finales. Es decir, también los ciudadanos estadounidenses resentirían la medida.

Para entender cómo estos aranceles afectan a México, es esencial desglosar el impacto en tres áreas clave: la economía, el comercio y la vida cotidiana de los ciudadanos.

Impacto Económico: La imposición de un arancel del 25% se traduce en un aumento inmediato en el costo de los productos importados. Esto puede llevar a un incremento en los precios para los consumidores norteamericanos, quienes podrían enfrentar un costo más alto por productos que dependen de insumos importados. En automático, al subir los precios comprarían menos. En 2019, la economía mexicana ya enfrentaba desafíos debido a la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y el aumento de aranceles podría desestabilizar aún más el crecimiento económico. Según datos del Banco de México, en 2020, el Producto Interno Bruto (PIB) del país se contrajo un 8.5% debido a la pandemia, y un nuevo golpe arancelario podría complicar la recuperación, que ha sido lenta.

Efectos en el Comercio: La relación comercial entre México y Estados Unidos es vital, ya que aproximadamente el 80% de las exportaciones mexicanas se dirigen hacia el vecino del norte. La imposición de aranceles podría desincentivar a los productores mexicanos a exportar, afectando a industrias clave como la automotriz y la agricultura. Por ejemplo, si un fabricante de automóviles en México se enfrenta a un arancel del 25% en sus exportaciones a EE. UU., podría ver reducidos sus márgenes de ganancia, lo cual podría llevar a despidos o incluso al cierre de plantas. Esto a su vez afectaría a miles de trabajadores y sus familias.

Implicaciones Sociales: El impacto de los aranceles no se limita a la economía y el comercio; también tiene consecuencias sociales. La clase trabajadora en México, que ya enfrenta precariedad, podría sufrir aún más con la pérdida de empleos y el aumento de precios. Esto podría incrementar la desigualdad social y generar un descontento popular. Además, si las empresas mexicanas buscan reducir costos, es posible que se recurra a la subcontratación o a la reducción de salarios, lo que afectaría la calidad de vida de los trabajadores.

Si en los próximos días Trump insiste en imponer un arancel del 25%, sus efectos no solo serán en temas de comercio internacional; se involucrará la estabilidad económica, la salud de la industria y el bienestar de millones de mexicanos. En un mundo interconectado, las decisiones unilaterales de un país pueden tener repercusiones en cascada que afectan a otros, se nos ha dicho una y otra vez.

Para México, afrontar la amenaza de aranceles significa no solo adaptarse a un entorno comercial cambiante, sino también considerar estrategias para diversificar sus mercados y fortalecer su economía interna. En última instancia, los aranceles son una herramienta que puede proteger temporalmente ciertas industrias, pero también puede generar efectos adversos que socavan el progreso económico a largo plazo.

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