Por: Salvador Cosío Gaona
Para el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) el Corredor Transístmico Salina Cruz-Coatzacoalcos, el Tren Maya, el Proyecto Integral Morelos y el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, responden a la lógica de despojo y explotación capitalista estadounidense, impuesta a través del Plan Mérida y aplicada en México por la actual administración de Andrés Manuel López Obrador, por ello se ha declarado en rebeldía y convocado a y convocado a los días 20, 21 y 22 de febrero a lo que denomina “acciones dislocadas en México y el Mundo en Defensa del Territorio y la Madre Tierra, por justicia “para nuestr@s muert@s, nuestr@s desaparecid@s, nuestr@s pres@s y en contra de los megaproyectos de muerte”.
Señalan que “La Cuarta Transformación insiste en llevar adelante los megaproyectos de su administración despojando y explotando a los pueblos indígenas del país, y no lo van a permitir.
Las anunciadas movilizaciones también se aprovecharán para protestar por la desaparición y asesinatos de defensores de la tierra.
El EZLN ha señalado que las jornadas en defensa del territorio y la madre tierra llevarán el título «Samir somos todas y todos», en honor al activista morelense Samir Flores Soberanes, opositor a la Planta Termoeléctrica y el Gasoducto de Huexca y que fue asesinado.
«(Estas iniciativas) que pretenden reordenar los territorios, las poblaciones y las fronteras de norte y Centroamérica en una lógica de despojo y explotación capitalista, vuelven urgente la defensa de la vida humana, de los territorios de nuestros pueblos y de la tierra en una perspectiva claramente anticapitalista y antipatriarcal», dijo.
Como es de recordar, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) hizo su primera aparición pública un 1 de enero de 1994 para demandar democracia, libertad, justicia y mejoras para los pueblos indígenas y campesinos de Chiapas y todo México. Su objetivo era claro: rechazar el sistema político neoliberal mexicano con sus promesas de modernización, que mantenía en la desidia a la comunidad indígena y campesina, así como establecer una democracia participativa.
Exigía la reivindicación de propiedad sobre las tierras arrebatadas a las comunidades indígenas, un mejor reparto de la riqueza y la participación de las diferentes etnias tanto en la organización de su estado (Chiapas) como del país.
Pero quizá, las palabras del Subcomandante Marcos resuman mejor el objetivo de este grupo insurgente: «¿La toma del poder? No, apenas algo más difícil: un mundo nuevo”, expresó en un comunicado del 2 de febrero de 1994.
Aunque el EZLN hizo su aparición pública el 1 de enero de 1994, en realidad nació en 1983, cuando se creó el primer campamento guerrillero en la Selva Lacandona, en Chiapas. Su nombre es en honor al héroe y figura de la Revolución Mexicana, Emiliano Zapata.
El día de su primera aparición pública el EZLN sorprendió a México y al mundo entero con una insurrección armada imprevista en el estado de Chiapas, que pasó a la historia como el Levantamiento Zapatista.
Un grupo de indígenas armados ocuparon siete cabeceras municipales de Chiapas: San Cristóbal de Las Casas, Altamirano, Las Margaritas y Ocosingo, Oxchuc, Huixtán y Chanal.
La batalla fue implacable. La ocupación de los diversos municipios fue respondida con el envío de tropas federales, cuyo número y brutal arremetida hizo que el objetivo de los zapatistas no se cumpliera en su totalidad y tuvieron que replegarse a la selva.
Los combates, que duraron 12 días, cobraron decenas de muertos, la gran mayoría zapatistas. Sin embargo, la batalla sirvió para que se abriera un proceso de diálogo sobre las reivindicaciones de la insurgencia que reclamaba el derecho a la tierra, vivienda, educación, salud y empleo.
Entre sus aportaciones a la vida pública y política se le reconoce que obligó a muchos mexicanos a voltear a ver la marginación, el racismo y abandono que padecen los pueblos originarios del país. Su tema se colocó en la agenda mediática del país y dio un espacio de discusión sobre la relación del Estado con la sociedad indígena y los derechos de los pueblos originarios.
En 2001, en una movilización sin precedentes en la historia de México llevaron a cabo la Marcha del Color de la Tierra. Durante 37 días caminaron 6 mil kilómetros. En ese camino atravesaron 13 estados de la república mexicana antes de internarse en la ciudad de México en donde un millón de personas les dieron la bienvenida.
Los Zapatista consiguieron promesas de las autoridades para atender sus demandas pero los Acuerdos de San Andrés no han sido cumplidos en su totalidad, en el 2001 se hicieron las reformas constitucionales para darle pleno reconocimiento a los pueblos indígenas.
Tras la traición del gobierno al no cumplir los Acuerdos de San Andrés, el EZLN decidió ejercerla unilateralmente mediante la creación en 2003 de Los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno, que reforzaron el principio del “mandar obedeciendo”.
En 2006, durante las elecciones presidenciales de México, los zapatistas se embarcaron en una gira de seis meses por 32 estados, una iniciativa llamada «La Otra Campaña». El propósito era decirle a los partidos políticos que para construir un nuevo país no era necesario apoyar a sus candidatos, sino que emprenderían una lucha propia.
En más de dos décadas el EZLN sobrevivió a cercos establecidos por el Ejército, al ataque de grupos paramilitares y el desinterés de las autoridades.
El 1 de enero pasado se cumplieron 26 años de su levantamiento, y hoy en día han vuelto a hacer uso de la voz para criticar el impulso de proyectos del gobierno de Andrés Manuel López Obrador que señalan solo pretenden destruir al país y a los pueblos originarios. Rechazan el Tren Maya y la Guardia Nacional.
Èl año pasado, un molesto subcomandante Moisés se plantó ante miles de zapatistas para Instarlos a “defender lo que hemos construido y lo que hemos demostrado al pueblo de México, y por eso no vamos a permitir que venga a destruirnos”, advirtió.
Desde el Caracol La Realidad en la zona selvática del municipio de Las Margaritas, los zapatistas afirmaron que los proyectos del gobierno “mañoso” y “tramposo” pretenden destruir al país a través de las consultas ciudadanas.
El presidente de México Andrés Manuel López Obrador ha reiterado que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) tiene su derecho de armar un grupo de oposición y resistencia a sus políticas públicas en la zona sur y sureste del país.
No hay que olvidar que han transcurrido dos décadas de desencuentros en torno a la ríspida relación del denominado Ejército Zapatista de Liberación Nacional y el presidente Andrés Manuel López Obrador, con quien siempre ha tenido marcadas diferencias que se han ido profundizando al paso del tiempo y más aún cuando los encapuchados han manifestado de forma insistente su rechazo a los megaproyectos anunciados por el Ejecutivo.
Así que la jornada de movilizaciones anunciada por los zapatistas, si se llega a concretar, -pues hay que señalar que el gobierno de AMLO se ha mostrado dispuesto a sentarse a dialogar con los encapuchados a través de Alfonso Romo, jefe de la oficina presidencial-, será un interesante termómetro para corroborar si el EZLN goza de la popularidad que alcanzó en algún tiempo o si su movimiento ha perdido fuerza con el paso de los años, por lo pronto está en franca rebeldía y ya veremos para qué le alcanza.
@salvadorcosio1