Para toda una generación de británicos Diana de Gales es poco más que una foto, un icono pop o, si acaso, la pizpireta actriz de una serie televisiva. Esa generación recibe hoy conmocionada las revelaciones de Meghan Markle, que sin embargo suenan familiares a muchos.
En la convulsa historia reciente de la Casa de los Windsor, pocos acontecimientos han causado mayores problemas de reputación que la entrevista que Lady Di concedió a la BBC en 1995.