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El camino hacia 2021

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Por: Montse Pérez Cisneros

Abogada, maestrando en Políticas Públicas en el ITAM y especialista en Comunicación Política y Campañas Electorales por la Universidad Complutense de Madrid.

Instagram y Twitter: @montsepcisneros

Entre el proceso de cambio de dirigencia de MORENA, la reaparición de Ricardo Anaya, los últimos fracasos de movilización de AMLO y Morena, y las tropezadas manifestaciones de FRENAAA, se empieza a ver más claro el panorama rumbo a las elecciones del próximo año.

Hay mucho en juego para el país y para las principales fuerzas políticas en las elecciones de 2021, pues además de que serán las más grandes de toda la historia de México, en ellas se decidirá si se mantiene, refuerza o revierte la presencia mayoritaria de los miembros de Morena en los cargos de elección popular.

En ánimos de ayudarle al lector a darse una idea de las dimensiones del proceso electoral del próximo año, es necesario precisar que en los comicios del 6 de junio de 2021, se votarán cargos de elección popular en 32 estados, que en total representan 500 diputados federales, 1063 diputados locales, 15 gobernadores y 1926 ayuntamientos. Es ante la enorme relevancia de estas elecciones, que las tensiones en el escenario político se han intensificado conforme se acercan los momentos de definición de candidaturas, entre noviembre y febrero.

Por un lado, al interior de Morena, que son quienes detentan el poder político en este momento, se está llevando a cabo un necesario proceso de renovación de la dirigencia del partido, que según sus resultados, definirá en gran medida la voz y el tono que el partido del Presidente adoptará en el próximo proceso electoral. Definitivamente, los nombres que más suenan como posibles próximos presidentes del partido son Mario Delgado, Porfirio Muñoz Ledo, Yeidckol Polevnsky y Gibrán Ramírez. Sin embargo, más allá de una elección interna, este proceso ha evidenciado las disputas entre las distintas corrientes del partido, y sobre todo, la ausencia de un liderazgo claro.

Aunque es natural que se den estas tensiones, dado que quienes tienen aspiraciones más grandes ante 2024, ven la dirigencia de Morena como un paso evidente y hasta necesario para cumplirlas; la publicidad que han tomado afecta considerablemente la imagen del partido, además de que al interior pueden generarse dinámicas que afecten el desempeño y resultados en campaña.

Por otro lado, si la organización de Morena se veía desordenada, la de la oposición simplemente no se veía, y en ese sentido la reaparición de Ricardo Anaya a través de un mensaje difundido en sus propias redes sociales, deja a entrever que una posible estrategia de Acción Nacional frente a los comicios sería que, a falta de liderazgos con capacidad real de movilización, y con la latente amenaza de que México Libre logre consolidar su proyecto de convertirse en partido y mermar su base de votantes, optaron por traer de nuevo a escena a quien se puede identificar como el alter ego natural de Andrés Manuel López Obrador. Queda por ver cuál va a ser realmente el recibimiento que tenga el ex candidato a la presidencia por parte de su partido, pues no podemos olvidar que en su camino por lograr su candidatura, neutralizó a muchos liderazgos y generó fisuras al interior del mismo.

Si bien, de cara a 2021, el PAN es la fuerza política con mejores posibilidades para gesticular un proyecto de oposición al actual gobierno, también vale la pena voltear a ver a Movimiento Ciudadano, que durante los últimos seis años ha consolidado un proyecto que tiene una presencia y liderazgos interesantes en varios estados de la república, y que además recientemente rechazó la oferta de Acción Nacional y del PRD para ir en coalición en el próximo proceso electoral. Claro está, que las miras de MC están puestas en 2024 y quieren empezar a aparecer en el panorama electoral con marca propia.

Ante este panorama, nada está dicho y los próximos meses serán decisivos para definir el resultado de las próximas elecciones y, en consecuencia, del futuro del país por los próximos tres años. Por un lado, se puede pensar que el proyecto de López Obrador sigue teniendo la mayoría de apoyo popular, aún después de la pérdida de aprobación tras el manejo de la pandemia; sin embargo, las más recientes evidencias con la baja venta de los cachitos para la rifa del avión presidencial y el fallido intento por lograr conseguir vía apoyo ciudadano las firmas necesarias para presentar la solicitud de consulta para juzgar ex presidentes, han puesto en duda la capacidad real de Morena para movilizar a sus bases. En ese mismo tema, la oposición cojea del mismo pie, pues las desarticuladas manifestaciones del movimiento FRENA (Frente Nacional Anti Andrés Manuel López Obrador), han dejado mucho que desear.

Mientras tanto, en estos tiempos de definiciones, a los mexicanos nos toca observar con sospecha y prudencia los movimientos de unos y otros, para el próximo año, hacer el mejor de los usos de nuestro derecho a definir el rumbo del país, mediante un voto informado.

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