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Duelo suspendido, doble dolor

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Por: Teódulo Arana *

Por la forma de organizarse la sociedad, así como de comportarse, ha dado motivo a nuevas enfermedades y/o problemas mentales que es necesario atender, y para variar, las instituciones sobre todo públicas no están preparadas para enfrentar esta nueva situación.

Me refiero al estrés, el acoso, el agotamiento y en concreto, te comentaré sobre el duelo suspendido, un hecho que tiene una enorme importancia por el terrible caso de los desaparecidos.

Si dirigimos la mirada a la historia de la humanidad, nos damos cuenta de un hecho real y cruel. Se ha buscado asesinar o desaparecer entre seres humanos, incluso en la Biblia podemos ver un hecho en el que un hermano mata cruelmente al otro, me refiero al nombre hipotético de Caín como asesino y su hermano Abel como víctima.

Esta actitud del hombre de convertirse en verdugo de sus semejantes, incluso sin importar los lazos sanguíneos que pudieran estar presentes, la tenemos muy clara en nuestra república mexicana en este momento.

Ha llamado la atención, sobre todo que tras la mal llamada y fallida “guerra contra el narcotráfico” emprendida por el expresidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, en la que se dedicó a perseguir sobre todo a los grupos dedicados al tráfico de drogas, que las actitudes agresivas y de violencia han aumentado considerablemente y con un toque de mucha crueldad. 

Con este proyecto fallido del mencionado expresidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, se prepara y se programa una de las más sangrientas ejecuciones entre seres humanos en nuestro México, hasta la fecha. Las consecuencias de este fallido proyecto tienen a muchísimas familias destruidas y viviendo un duelo suspendido, ya que no saben ni siquiera dónde estarán los restos de sus familiares.

El aderezo amargo lo han puesto los gobiernos posteriores en sus diferentes niveles. Al ser omisos e indiferentes ante el dolor de los ciudadanos, se han convertido en falsos profetas que durante su campaña política prometen a los ciudadanos proyectos que en su administración no les interesa ejecutar, en este caso me refiero a la búsqueda de pacificar el país, así como atender en sus aspectos de justicia cualquier acto delictivo y, a su vez, el apoyo psicológico que estos ciudadanos con urgencia necesitan y demandan.

Nuestra república mexicana carece de importantes instituciones que atiendan esta ola de enfermedades mentales que ahora es indispensable por la realidad que vivimos. El fenómeno de la desaparición ha dado pie a un motivo de cohesión social, donde las personas bajo un mismo único duelo y problema, se han unido para buscar a sus seres queridos ante la mirada indiferente, sarcástica y cómoda de los funcionarios que se supone atienden a las diferentes instituciones.

Son sobre todo las madres, las que han emprendido la búsqueda de sus seres muy queridos para poder superar el duelo suspendido que les parte el corazón.

Son los colectivos los que hacen ahora el trabajo a las instituciones, cuando las instituciones deberían hacer el trabajo a los colectivos.

Palabras más palabras menos, escuchamos a familiares de desaparecidos decir: “Salió a trabajar por la mañana, y desde entonces no sabemos nada de él o ella, ya no contesta el teléfono, nos manda a buzón, nadie lo vió o la vió, se fue a una fiesta y ya no supimos nada”; estas frases, acompañadas de lágrimas y voces entrecortadas, son expresiones reales de una actitud de frente a la desaparición de un ser querido.

Ante esta realidad de desapariciones, nos encontramos con un hecho de mucha relevancia llamado: duelo suspendido, que se caracteriza principalmente por una herida que se conserva en cada madre, cada padre de familia, cada esposa, cada hijo que lo vive y que se conformaría, aunque fuera, con una parte del cuerpo de su familiar para poder tener un fatigado oasis en su sufrimiento y superar, aunque con una herida permanente, ese atroz duelo suspendido que se da cuando no se tiene un lugar donde llorar la ausencia de su ser querido.

El no tener de frente el cuerpo del desaparecido, hace más complicado vivir el duelo, prolongándose así ese dolor amargo desgarrador por un tiempo más prolongado y ocasionando psicológicamente más daños.

El tener de frente los restos mortales y velarles, recibir los abrazos de familiares y amigos, abrazos de consuelo, los ritos y ceremonias espirituales, si así lo desean los familiares, las reflexiones sobre la vida y la muerte que son parte del apoyo y que hacen que ese duelo no entre bajo la característica suspendida, porque habrá un lugar a donde llevar flores y elevar oraciones piadosamente desde cualquier credo que sus familiares libremente profesen, el rendir un tributo afectivo, da un pequeño descanso.

Por si fuera poco, las instituciones gubernamentales ni por pizca de prudencia y responsabilidad se han preocupado por centros de atención psicológica donde retroalimenten y apoyen con tratamientos suficientes y adecuados a todas estas personas que no encuentran donde llorar su pena, ni técnicas para superar dicho dolor y encontrar un poco de paz.

Las instituciones gubernamentales están en deuda con la sociedad al no proporcionar soluciones integrales, como centros de tratamiento contra las adicciones a los jóvenes, insisto es la sociedad civil la que se organiza en la persona de algunos que se han gloriosa y muy valientemente rehabilitado, ahora son ellos los que buscan ayudar a otros; de nuevo la sociedad civil organizada le hace el trabajo a las instituciones.

Si bien en las desapariciones de personas están en cierta manera identificados los rangos de edades en las personas y además existen muchas características que resultan en cierta manera comunes; también hay múltiples causas de una desaparición, situación que nos habla de una manera clara y concreta de problemas familiares que con mucha insistencia cada vez aumentan, y volvemos de nuevo a la atención urgente psicológica de la sociedad, en algunos casos los desaparecidos son personas inocentes.

En una ocasión me tocó dialogar con la madre de un hijo que había sido asesinado. Ella, la madre, con cierta tranquilidad me decía: “yo sabía que llegaría el día en que me lo matarían tarde que temprano, pero solo un favor le pedía yo a Dios, que me lo dejaran donde yo lo pudiera recoger para darle sepultura y saber dónde quedó para llevarle flores, visitarlo y rezarle”.

Claro, impactante desde luego, pero profundizando con ella de una manera muy confidencial, me comentaba “yo le suplicaba que ya no anduviera haciendo eso” y me mencionaba algunas cosas. Es decir, la madre sí sabía en lo que andaba su hijo, y le pregunte: ¿entonces su hijo andaba mal? y ella me contestó: “sí”. En fin, este testimonio es importante, claro profundizando, se puede decir que había como antecedente una descomposición familiar muy fuerte en este caso, que también me la compartió.

Posteriormente las elucubraciones por el entorno cercano o de la sociedad, en general se centra en la frase “en que andaría metido,” por desgracia algunos casos se llega a conocer sus actividades que a veces no son lícitas y esto basta para medir a todos los desaparecidos por igual y da la imagen de que el impartidor de justicia, justifica su indiferencia de impartición de justicia; así, el perdido o desaparecido es catalogado como el que andaba en actos ilícitos y por tanto su pérdida es normal, dejando de lado la disponibilidad de búsqueda de hacer justicia.

Las soluciones son bastas y deberán de ser integrales, ya que ni siquiera es cuestión de partidas económicas como a veces las autoridades y la clase política creen que se hacen las cosas, sino con medidas, cambios en la manera de vivir de las personas, más dedicación de tiempo y acompañamiento a los hijos por parte de los padres, y, por lo tanto, implicaría el cambio en los horarios y faenas laborales para que en aras de un alto rendimiento laboral para ganar más dinero, no se descuide el núcleo familiar.

Además también implica el manejo adecuado de un proyecto de vida de cada uno de los jóvenes o personas, cada vez es más necesario organizar y programar su vida, en ese aspecto no se ve mucho interés en las autoridades en sus diferentes niveles de gobierno, aún no se nota que se le considere con la debida importancia. Por otro lado, la falta de oportunidades para los jóvenes continúa imparablemente su marcha.

Valdría la pena mencionar la importancia de que todas las organizaciones que integran nuestra sociedad descompuesta deben de realizar y promover proyectos integrales para paliar, apoyar y en medida de posible resolver, como son las organizaciones religiosas de cualquier denominación; en estos casos las propuestas espirituales son importantísimas para la sociedad, es indispensable el trabajo de la sociedad entera para reconstruir una sociedad en paz y de prosperidad y dignidad.

En los últimos años ha quedado claro que el abordaje del duelo de la muerte y aún más grave de la desaparición, debe ser tratado de una manera sistémica, de ahí la necesidad de nuevas estructuras que sobre todo los gobiernos en sus diferentes niveles debe de implementar, aun cuando pareciera exagerado desde las instituciones de salud que poseen derechohabientes como sería el IMSS y el ISSSTE por mencionar algunas instituciones públicas de relevancia, urge que se atienda la salud mental.

Es indispensable y de derecho humano ayudar a todas esas personas a que cierren su proceso doloroso en la etapa de duelo acabado, proceso que se les debe de ofrecer y en donde en este momento se tiene una terrible deuda con estas personas, implica trabajo del dolor y la pérdida, sus emociones, aceptación de la ausencia de su ser querido.

Por tanto, tenemos una realidad nada fácil ni simple ya que se requiere instituciones y personal cualificado para ello, no solo es descubrir restos humanos y fosas, sino que lo más difícil es la justicia y el tratamiento psicológico ausente hasta esta fecha.

Las fosas las encuentran las madres, pero las madres no encuentran paz, apoyo y solución en las autoridades.

*[email protected]

Lic. en Canto Gregoriano, Composición Musical y Órgano.

Lic. en Filosofia.

Maestria en Filosofía.

Doctorado en Ciencias del Desarrollo Humano.

Posdoctorado en Logoterapia.

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Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2