El despido del temporero Luis Gabriel Flores, quien se encuentra oculto por temor a ser expulsado de Canadá tras denunciar las condiciones laborales y sanitarias en que se encuentran los jornaleros latinoamericanos en el país, revela un sistema que favorece las represalias y la coacción.
Las negociaciones para concertar una entrevista con Flores son largas: las personas que le dan cobijo en el sur de Canadá temen que cualquier detalle revele el lugar en que se encuentra y que las autoridades migratorias canadienses procedan a la fulminante expulsión del trabajador.