El gobierno de México reconoce que la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) está frenando la inversión privada, ya que la incertidumbre que rodea el proceso está paralizando nuevos proyectos de inversión en el país y al respecto el titular de la Secretaría de Economía Ildefonso Guajardo Villarreal afirmó: «Los empresarios dicen, ¿para qué avanzo si no se sabe exactamente cómo van a quedar las reglas del juego?», pero Guajardo confía en que los flujos de inversión extranjera directa superarán la meta establecida para todo el sexenio, que es de 30 mil millones de dólares al año y señala además: «Una cosa que se ha observado es que los proyectos ya diseñados, los que ya estaban en el proceso, se han venido materializando. Le han apostado hacia adelante».
Además del tema inherente a la aún incierta renegociación del TLCAN, Guajardo Villarreal ha expresado un posicionamiento en relación a la reforma fiscal aprobada en diciembre pasado por el Congreso de Los Estados Unidos a iniciativa del gobierno que encabeza el patán y palurdo mercader neoyorquino sicofante de la política llamado Donald Trump, que amenaza con mermar el atractivo de invertir en México al ser mala la comparación en relación con lo atractivo que es ahora invertir recursos privados en el vecino país del norte – lo que ha provocado a muchos empresarios solicitar al Presidente Enrique Peña Nieto una reforma fiscal que provoque ventajas equivalentes a la que recién se indujo en el país vecino a propuesta del tal Trump- , y ha pedido “analizar sus efectos en su justa dimensión» antes de acometer ningún cambio en el esquema tributario, subrayando que la reducción en el impuesto sobre el beneficio empresarial en aquel país no será lineal, del 35% al 21%, porque muchos tributos de carácter local no podrán ser deducidos a partir de ahora en la factura fiscal de las compañías.
El apetito de los inversores por México cayó en los once primeros meses de 2017 hasta su nivel más bajo en seis años, según las cifras del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés), por la incertidumbre asociada al TLCAN, y según analistas de ese organismo, con la renegociación prolongada y el creciente riesgo de una ruptura del acuerdo, la exposición de los inversores a activos mexicanos de desplomó hasta su nivel más bajo en más de seis años».
Y en el marco del proceso en busca de la posible renegociación del TLCAN, Canadá presiona por igual a sus dos socios regionales: México y Estados Unidos. El Primer Ministro Justin Trudeau lanzó un mensaje directo al Gobierno mexicano en relación a las cuestiones más espinosas en las conversaciones para la actualización del mayor acuerdo comercial del planeta: la brecha salarial entre los tres países, que llega a ser de hasta seis veces en el caso del sector manufacturero y en su mensaje Trudeau afirmó: «Si podemos elevar los estándares laborales en México, hay un menor incentivo para que las empresas se muevan allí por los salarios extremadamente bajos, si eso ocurre, las compañías que están allí con salarios más altos crearán una mayor base de consumidores de productos canadienses y estadounidenses, y un mayor crecimiento económico en México». El mensaje de Trudeau va en consonancia con lo que aducen y reclaman al respecto los sindicatos canadienses y estadounidenses, que llevan meses insistiendo en la necesidad de que el nuevo tratado incluya una equiparación de sueldos en toda la región, más y también con las voces que aquí en México abogan por una alza de los salarios como vía para alcanzar una mayor justicia social a la par que se fortalece el mercado interno del país.
Trudeau ha subido el tono de su mensaje sobre el TLCAN en los últimos días y ha llegado a amenazar con abandonar el tratado comercial trilateral norteamericano -en vigor desde 1994- si el Gobierno que encabeza el tal Trump persiste en sus extremas exigencias, aduciendo que más vale un no acuerdo que un mal acuerdo y que además podrían firmar con México un nuevo tratado bilateral más sólido en conexión además con otros acuerdos que involucren otros países.
El Gobierno canadiense, como lo pretende el gobierno que encabeza Peña Nieto, ha emprendido una estrategia adicional para tratar de influir indirectamente en el tal Trump en relación a la renegociación del TLCAN y estará procurando impactar en el entorno empresarial a fin de convencerle de la importancia que es el acuerdo trilateral mercantil para su propio país y emprendió una gira de cuatro días por ciudades del vecino país del norte en la que visita Illinois y California pero no se entrevistará con el tal Trump, el objetivo es convencer a políticos -tanto demócratas como republicanos- y a empresarios de las bondades del acuerdo en un momento en que la renegociación, impuesta por Trump, se encuentra en una fase delicada. Hace dos semanas, en la cumbre de Montreal, Canadá trató de abrir una nueva vía de diálogo sobre una de las cuestiones que más ampollas ha levantado en la negociación por el lado estadounidense: el sector automotriz. Pero su propuesta fue inmediatamente rechazada por el emisario de Trump en las conversaciones, Robert Lighthizer, que se empleó a fondo contra su vecino del norte en la comparecencia conjunta con la que se cerró la sexta ronda de diálogo.
Trump, que hizo del proteccionismo comercial un emblema electoral, considera que el tratado es demasiado generoso con sus dos vecinos y es responsable de la fuga de empleos y el declive industrial del Medio Oeste de su país y es ese temor el que trata de aplacar Trudeau en su gira, habiendo estado ya en Chicago, que es un feudo demócrata, cuna política del expresidente Barack Hussein Obama, quien solo logró convencer ahí a pocos aliados cercanos para que defendieran el TPP, el acuerdo comercial que planeaba unir a su país con otras 11 naciones del Pacífico, incluido Canadá. Como es sabido, el tal Trump canceló ese pacto al poco tiempo de asumir la presidencia y ese importante acuerdo comercial internacional está a un paso de consolidarse sin la participación de Los Estados Unidos de América.
Tras Chicago, Trudeau viaja a San Francisco, donde se reúne con empresarios y emprendedores. Y después a Los Ángeles para hablar en la Fundación Presidencial de Ronald Reagan, en un claro intento de seducir a la ortodoxia republicana que venera al exmandatario.
@salvadorcosio1
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