Por: Salvador Cosío Gaona
Según lo expresó antes del inicio del Foro Económico de Davos la consultora internacional Price Waterhouse Coopers (PWC), México pasó del lugar 8 al 13 en la lista de los 15 países más atractivos para invertir en 2018, mas nuestro país superó a Corea del Sur y a los Emiratos Árabes Unidos en ese listado que encabezan Estados Unidos de América, China, Alemania, Reino Unido, India y Japón, que son los cinco principales países en el punto de mira de las grandes empresas con intercambio comercial internacional.
Los inversionistas señalan como posibles riesgos para su buen desempeño mercantil en México a la sobrerregulación gubernamental y el aumento del índice de criminalidad, pero hay que señalar que México es el país al que el Fondo Monetario Internacional (FMI) sitúa mejor en su previsión de crecimiento para 2018 y 2019. El inicio de 2018 en México empieza a parecerse mucho, en lo económico, a lo que se presentó a principios del año anterior, ya que tras un cierre de ejercicio del año previo marcado por los vaivenes en el tipo de cambio entre el peso y el dólar, derivados de la incertidumbre en torno al futuro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la creciente inflación y unos datos de crecimiento menos positivos de lo esperado en la segunda mitad de 2017, el país se nota recuperando impulso aunque en medio de un muchas incógnitas sin resolver, entre ellas el desenlace de la renegociación del TLCAN y el resultado adecuado en las próximas elecciones presidenciales a realizarse el domingo primero de julio próximo.
En sus últimas mediciones globales el FMI ha revisado al alza su previsión de crecimiento para México en el recién iniciado ejercicio 2018, para situarlo hasta en el 2.3%, que es mucho mejor que el 1.9% establecido en su anterior pronóstico planteado en octubre pasado y situándolo ahora para el 2019 en hasta el 3%, que son siete décimas más que lo augurado para este año. Sin embargo, y a diferencia de la mayoría de lecturas internas en México sobre la regresiva reforma fiscal de la Administración Trump -que acaba de anunciar una rebaja de impuestos corporativos del 35% al 21% y ha reducido las cargas tributarias a las que tienen que hacer frente las rentas más altas-, el FMI, organismo comandado por Christine Lagarde, ve en la rebaja impositiva una ventaja para México y en un reporte señala: «Se espera que la reforma fiscal estadounidense y su estímulo asociado eleven, de manera temporal, el crecimiento de Estados Unidos de América con efectos de derrama sobre la demanda de sus principales socios comerciales -especialmente Canadá y México- durante este período».
La corrección al alza para el año que viene es la mayor de entre las grandes economías mundiales, por encima de Estados Unidos y Arabia Saudita (seis décimas en ambos casos, impulsados, respectivamente, por la reforma fiscal republicana y el encarecimiento del petróleo).
A pesar del estirón, el crecimiento mexicano queda ampliamente por debajo de la expansión prevista para el resto de países emergentes, que aprovechan el mayor crecimiento mundial y la aceleración del comercio para crecer un 4.9% este ejercicio y un 5% el próximo, con los dragones asiáticos tirando del carro. El Fondo sigue considerando la renegociación del TLCAN como uno de los mayores riesgos que acechan a la expansión de la economía mundial en este 2018 y entre los focos rojos también se sitúa a los comicios de julio próximo, pues México elegirá presidente en uno de los comicios que se prevé serán los más reñidos de las últimas décadas.
América Latina es una región que en los últimos años ha quedado abajo de la necesidad y la expectativa de crecimiento potencial, las economías de sus países muestran notoria diversidad no solo en los aspectos sociales, culturales y demográficos; sino también en lo que se refiere a las políticas económicas existentes. Latinoamérica es una región diversa en lo referente a lo político y económico, y así mismo inestable, por el continuo cambio de enfoque en lo que se refiere a políticas monetarias en los países de la región, cuyas economías de mayor tamaño, basándose en el Producto Interno Bruto y la paridad del poder adquisitivo son Brasil, con casi 2.4 billones de dólares y México, con 1.9 billones de la citada divisa, siendo en este contexto una sorpresa el posible mejor crecimiento económico de esas dos naciones, sin dejar de advertir que en términos globales, se preve que la economía regional crecería un 2% en el 2018, el doble de la expansión prevista para este año, empujada por esa mayor dinámica de crecimiento de México, Brasil y Argentina, según afirma la Comisión Económica para America Latina (Cepal).
El impulso que comienza a tomar la región se debe, en parte, al repunte en los precios de las materias primas y un aumento del comercio a nivel mundial, conforme se destaca en el Reuters Latin American Investment Summit.
Las economías más desarrolladas en términos de PIB per cápita PPA son Chile, Argentina y Uruguay, los países con mejor índice de desarrollo humano (IDH) según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) son Chile, Argentina y Uruguay.
En términos globales, se prever que la economía de América Latina crecería un 2% en el 2018, el doble de la expansión prevista para este año, empujada por esa mayor dinámica de crecimiento de México, Brasil y Argentina, según afirma la Comisión Económica para America Latina (Cepal).
El impulso que comienza a tomar la región se debe, en parte, al repunte en los precios de las materias primas y un aumento del comercio a nivel mundial, conforme se destaca en el Reuters Latin American Investment Summit, sectores como las energías renovables pueden captar muchos capitales extranjeros en Brasil, Perú, Chile y México. Pero también la minería del litio podría avanzar en Bolivia o Argentina, junto con el turismo en Centroamérica o las manufacturas en las mayores economías de la región.
América Latina es una región que en los últimos años ha quedado abajo de la necesidad y la expectativa de crecimiento potencial, mas ahora parece que su economía podrá crecer en este año 2018 a un porcentaje cercano al 2 por ciento sobre su Producto Interno Bruto (PIB) obtenido en el año anterior y estará en línea con las previsiones al respecto que ha realizado el Fondo Monetario Internacional (FMI), y pudiendo ser susceptible de crecer en un 2.6% en 2019, siendo en este contexto una sorpresa que podría calificar de grata lo relativo al posible crecimiento económico de Brasil y Mexico, ya que en el mejor panorama para la economía mexicana está el que habrá de beneficiarse de una demanda más fuerte de productos mexicanos por consumidores en Los Estados Unidos, siendo en cuanto a la firme recuperación de la economía en Brasil un resultado de los efectos favorables de unos precios más altos de las materias primas que producen localmente y las condiciones más sencillas de financiamiento en algunos países exportadores de productos básicos.
La revisión al alza en la primera y la segunda economías del subcontinente americano (exceptuando en ello a Canadá y al vecino país del norte) que son México y Brasil, compensa con creces el ajuste a la baja en las proyecciones de una economía que no levanta cabeza, ni siquiera con un precio del crudo notablemente más alto que en años anteriores, como es la de Venezuela.
Aunque América Latina ha logrado un avance hacia la madurez macroeconómica y una mejor resiliencia a las turbulencias externas, los gobiernos de los paises latinoamericanos no deben confiarse y “dormirse en los laureles” debiendo ahora preocuparse por el incremento de la inversión para detonar más y mejor crecimiento habiendo que tanto la política fiscal como la política monetaria deban generar mejores condiciones para incentivar la inversión y las inversiones no pueden focalizarse en la exportación de simples materias primas, pues se necesita con urgencia apuntar hacia un esquema estratégico que pueda dotar de mayor valor agregado a sus productos, además de diversificar la economía y detonar el mercado interno a fin de no depender demasiado de las exportaciones. A los gobiernos de la región les falta una sensación de urgencia en el sentido de que la tecnología es un tren que ya arrancó y esta región está muy atrasada en ese ámbito, la región tiene que subirse a la revolución de los materiales, a la revolución de la nanotecnología, de la biotecnología y de la tecnología digital, ello sin descuidar el preservar la productividad básica interna en materia prima y seguir explotando la atracción turística en sus diversas vertientes.
Ojalá que en el marco del cúmulo de expresiones pro electorales hubiese más claridad sobre cómo se plantea la posible estrategia de cada aspirante a fin de preservar equilibrio y crecimiento económico de la nación procurando certidumbre y mayor bienestar a la población, pues hasta ahora solo se han presentado bosquejos poco claros y mayormente envueltos entre las autoalabanzas y la crítica que se genera sin mayores elementos de análisis de fondo.
@salvadorcosio1
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