Por: Salvador Cosío Gaona
No es ninguna novedad que Jalisco ostente ya el primer lugar a nivel nacional en cuanto al número de casos registrados de dengue de manera oficial y tampoco que el incremento vaya más allá de 375 por ciento en relación con el año pasado respecto al número de enfermos, si tomamos en cuenta que ha habido negligencia en la prevención; que las campañas informativas no fueron ni oportunas ni efectivas y principalmente que no se ha cumplido con la tarea de los gobiernos de fumigación en las calles, una actividad a la que nos acostumbraron los gobiernos pasados y que tan efectiva resultaba.
No se atendió la advertencia por parte de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) de posibles brotes, cuando colocaban a México entre los 10 países de la Región de las Américas con mayor riesgo.
Hoy los hospitales del servicio público y privado de la entidad se encuentran a tope; de acuerdo con información del Sistema Especial de Vigilancia Epidemiológica de Dengue, el número de pacientes afectados en su último reporte semanal apenas contabiliza 5 mil 47 infectados por el virus del dengue, pero un sub registro estima habría más de 32 mil 414 personas enfermas por esta causa en nuestra entidad.
De acuerdo a una gráfica que exhibió este jueves la Secretaría de Salud federal, en Jalisco estamos en zona de epidemia por dengue desde julio, conforme al comportamiento histórico de este virus en el estado. Sin menoscabo de que especialistas en el tema han advertido que en los meses de octubre y noviembre se reflejará un considerable incremento que hará particularmente complicada la ya de por sí grave crisis.
Para quienes dudan en cuanto a que la negligencia es un factor fundamental en el recrudecimiento del severo problema que existe en Jalisco en relación con el dengue, las autoridades de gobierno han rechazado declarar la epidemia en la entidad y apenas se decretó un aviso, seguramente por temor a que a nivel nacional trascendiera la negligencia e ineptitud de las autoridades de salud que no advirtieron y mucho menos previeron el problema que se dejó venir con la mayor contundencia.
Es hasta este jueves 3 de octubre que a fin de reforzar las actividades de combate y prevención, autoridades de salud, estatales y municipales, entregaron equipamiento para fumigación.
“Hoy estamos entregando 19 nuevos vehículos por parte de la Federación, CENAPRECE y los ayuntamientos y más regiones metropolitanas. Estamos aumentando 20 maquinas grandes para nebulizaciones en la calle, estamos aumentando 15 maquinas para casa con lo cual estamos llegando a 53 vehículos de 34 que teníamos, a 49 maquinas de las 27 que teníamos y a 73 nebuliadores para casa de los 58 que teníamos, es decir, estamos aumentando de forma muy significativa lo que teníamos para tratar de disminuir cada vez más estos números”, dijo el secretario de Salud en Jalisco, Fernando Petersen.
Con el nuevo equipo entregado se pretende aumentar la capacidad de fumigación en mil 330 hectáreas y 300 casas adicionales por día.
Ahora bien, lo que para muchos que le dan poca importancia a los problemas sociales que caminan por la vida sea como gobernantes recién encumbrados sin formación adecuada o empresarios con carencia de sensibilidad social o incluso como mucha de la población que carece de información bien por no tener acceso o por no querer recibirla, el dengue pudiera ser visto como algo simple o fiscalizado solamente a algún segmento social o a una zona específica de un entorno habitacional, tal parece que el asunto ya es tan grave como gigantesco y especialmente en Jalisco.
Ya pasamos según los técnicos consultados de ser una epidemia a catalogarse como una pandemia, ya está prácticamente fuera de control por más que las autoridades estatales encabezadas por el gobernador Enrique Alfaro Ramirez y sus colaboradores más cercanos en el tema de prevención de la insalubridad y de las afectaciones al hábitat en general lo han querido minimizar y culpar a la sociedad de lo que está pasando, un tema fundamental es la negligencia gubernamental.
El dengue ataca sin piedad a los jaliscienses y aún cuando el gobierno ha tratado de desestimar la gravedad del asunto, lo cierto es que el padecimiento está desbordado; hospitales públicos y privados se encuentran saturados, familias enteras se reportan infectadas, y el malestar y el enojo de la población es generalizado ante lo que consideran pudo ser evitable de no ser por la displicencia y negligencia de la autoridad para actuar en el tema.
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