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Cuidan al planeta y sus inversiones (Segunda Parte)

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Por: Salvador Cosío Gaona

Como ya mencionaba en la entrega anterior, el cambio climático es muy real y existen serios riesgos si no se toman las debidas previsiones en este asunto. Algunos especialistas usan el término  “catastrófico” para referirse al futuro inmediato de nuestro planeta. 

En los últimos años hemos visto algunos intentos por combatir este fenómeno que mantiene en vilo a nuestro medio ambiente. El Acuerdo de Paris es uno de ellos, otros esfuerzos se han forjado entre la sociedad civil, principalmente los jóvenes que han salido a marchar en las principales ciudades del mundo para exigir a las autoridades de todos los niveles tomen conciencia del problema y generen acciones inmediatas para contrarrestar el cambio climático. 

Hace poco, ha surgido un nuevo movimiento, este impulsado por los hombres y mujeres más ricos y poderosos del planeta identificados como “los inversores”, a quienes no sólo les preocupa el daño al planeta, sino también la viabilidad a largo plazo de sus inversiones. Saben que el daño irreversible al medio ambiente podría reducir o incluso erradicar el valor de esas inversiones, y de ahí que estén dispuestos a actuar en favor del medio ambiente pero también de sus recursos económicos. 

Estos personajes, han dado forma al proyecto denominado “aclimate Action 100+”, que es un grupo de más de 360 inversores con más de US$34.000 billones en activos bajo gestión. Este grupo, que incluye a influyentes inversores institucionales, tiene el objetivo de involucrarse con «los emisores sistemáticamente importantes» en los que tienen acciones, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la gobernanza.

Los inversores con base en la presión que ejercen en las empresas que son identificadas como potencialmente contaminantes buscan conseguir que estos corporativos cambien de dirección lo suficientemente pronto para lograr una diferencia sin dañar, al mismo tiempo, sus inversiones. 

«Climate Action 100+” ya ha demostrado que la presión de inversores puede funcionar y que US$34.000 billones tiene mucho poder.  

No hay que olvidar que estudios científicos indican que si las emisiones de los gases de efecto invernadero continúan al paso actual, las temperaturas atmosféricas seguirán aumentando y podrían pasar el umbral de dos grados Celsius más respecto a la temperatura preindustrial. Eso significa que el mundo será más caliente, que los niveles del mar incrementarán, las tormentas e inundaciones serán más fuertes, al igual que las sequías, y que habrá escasez alimentaria y más condiciones extremas.

Entre los esfuerzos que ya mencionaba, se encuentra “El Acuerdo de Paris”, -desdeñado por el presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump-, que constituye una de las más importantes acciones impulsada por mandatarios y se catalogó como un logro diplomático histórico.

Fue en diciembre de 2015, que prácticamente todos los países del mundo —195 en total; Siria y Nicaragua son los únicos que no son parte— se sumaron al primer pacto global para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, que contribuyen a aumentar la temperatura global. 

La idea del Acuerdo de París es que cada país, desarrollado o no y sin importar su PIB, establezca metas para reducir las emisiones de dióxido de carbono para prevenir esos efectos.

En 2017 el presidente Donald Trump ahora anunció que Estados Unidos se retiraba del acuerdo, simple y sencillamente porque el inquilino de la Casa Blanca considera que el cambio climático es “un cuento chino”.

Con el pacto, todos los países que firmaron y lo han ratificado presentaron un plan individual para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y acordaron reunirse de manera regular para revisar el progreso e impulsar a los demás a que aumentaran sus esfuerzos.

A diferencia del tratado anterior (el Protocolo de Kioto), el Acuerdo de París no es vinculante; así, los países pueden cambiar sus planes según la situación interna. No hay multas por quedar por debajo de las metas declaradas. La expectativa era que las políticas y las metas fueran reforzadas con el tiempo por medio de la diplomacia y de la presión social.

Para lograr avances en esta lucha que solo recibe esfuerzos aislados, la presión de las organizaciones de ayuda, activistas ambientales y los jóvenes manifestantes contra el cambio climático, pueden ser de gran ayuda para provocar en las autoridades de todos los niveles la atención que merece un asunto tan fundamental como es el cambio climático y lo que representa.

Opinió[email protected]

@salvadorcosio1  

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Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2