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Crímenes de odio

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Por: Verónica Juárez Piña

Lamento profundamente los dos atentados que se registraron en menos de 24 horas en Estados Unidos, que hasta el momento han provocado la muerte de 30 personas y 54 heridos. Expreso mis condolencias y solidaridad a sus familiares, particularmente a las de los ocho connacionales fallecidos.

Desafortunadamente, todo indica que, al menos el de El Paso, Texas, donde murieron seis mexicanas y mexicanos, y dos más posteriormente como consecuencia de las heridas; fue un crimen de odio.

Un crimen de odio “es cualquier agresión contra una persona, un grupo de
personas, o su propiedad, motivado por un prejuicio contra su raza, nacionalidad,
etnicidad, orientación sexual, género, religión o discapacidad”. (Crimipedia, 03/05/2019)

Patrick Crusius, el asesino de 21 años, tenía muy claro su objetivo. Manejó durante nueve horas desde Allen, ubicado en los suburbios del norte de Dallas, hasta El Paso, para perpetrar la masacre.

El Paso tiene una población de 682.000 habitantes, el 85% de ellos hispanos y su Alcalde, Donald Dee Margo, se ha involucrado en esfuerzos binacionales para la defensa y protección de los migrantes frente a las duras políticas migratorias del gobierno federal de su país.

Los primeros indicios señalan que Patrick Crusius podría formar parte de grupos supremacistas blancos, integrados por personas con visiones racistas que se presumen superiores a otras etnias y por lo tanto buscan dominarlas, en la mayoría de los casos con acciones violentas.

En sus primeras declaraciones, el homicida dijo a la policía local que buscaba matar al mayor número de mexicanos. 

De hecho, poco antes de la masacre se publicó en internet un manifiesto lleno de odio contra los migrantes, que se investiga si podría estar vinculado a Crusius, titulado “La verdad incómoda”.

El texto hablaba de una “invasión hispana de Texas” y detallaba un plan para dividir a Estados Unidos en territorios por raza. Advertía que personas extranjeras estaban tomando el lugar de la gente blanca. (The New York Times, 04/08/2019).

“Si podemos deshacernos de suficientes, entonces nuestra forma de vida puede ser más sustentable”, sostiene el escrito.

Esta masacre se da en el marco de las actitudes xenófobas y racistas del presidente Donald Trump, que durante toda su campaña y ya en el cargo, ha desplegado una estrategia de ataque contra los migrantes en Estados Unidos, y particularmente contra los mexicanos; lo que exacerbado la animadversión de una parte de estadounidenses que apoyan sus decisiones contra estos grupos de la población. 

Trump está utilizando esta misma táctica, en el contexto de las caravanas de centroamericanos, para buscar la reelección.

Por eso resulta desafortunado que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador haya cedido a las presiones de Trump y militarizado la política migratoria, cerrando la frontera sur y utilizando la Guardia Nacional para detener a migrantes; sin importar que con ello viole la Constitución de la República y los tratados internacionales que México ha firmado en la materia.

Este tipo de acciones promueve el odio contra los migrantes. La muerte de un ciudadano hondureño, padre de familia en busca de una mejor vida, a manos de elementos de la policía en Saltillo, que usaron excesivamente, sin necesidad, fuerza letal; resulta sumamente preocupante. 

Ojalá que los tristes acontecimientos de El Paso, sirva al menos para que el gobierno mexicano corrija su política migratoria, antes de que tengamos que lamentar situaciones similares en nuestro país. 

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